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Abiertas las venas de América Latina

GaleanoEl canal Telesur acaba de dar la triste información: “Falleció en Montevideo Eduardo Galeano, a los 74 años de edad”.

Las venas de América Latina están abiertas.

Partió uno de los grandes de las letras del continente. Periodista, ensayista y narrador agudo y profundo, dejó para siempre obras imprescindibles como Los días siguientes, Las venas abiertas de América Latina, Memoria del fuego, Nosotros decimos no, El libro de los abrazos, Las palabras andantes, Patas arriba, la escuela del mundo al revés, Espejos. Una historia casi universal y Los hijos de los días.

Mereció en dos ocasiones el premio Casa de las Américas; en 1975 con la novela La canción de nosotros,  y en 1978 con el testimonio Días y noches de amor y de guerra, dos obras también indispensables.

En la contraportada de la tercera edición por la editorial Casa de Las venas…, el destacado historiador Fernando Martínez Heredia escribió en el prólogo: “A partir de las preguntas que lo guiaron a una profunda investigación y de la urdimbre de la estructura que le dio a la exposición, Galeano consiguió en Las venas abiertas de América Latina una proposición innovadora del trabajo de conocimiento social. (…) Lo que resalta en el libro es la belleza y la omnipresencia de la narración histórica, la riqueza sintética de las anécdotas que ilustran épocas y acontecimientos, los datos esgrimidos en la tensión de las comparaciones, de los contrapunteos, de las sugerencias interesantes; la apasionante sucesión de eventos, que cuenta lo más serio como si fuera una aventura…”.

No tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, pero en más de una ocasión intercambiamos mensajes, gracias a la colaboración de una amiga común que lo admiraba mucho. Después de haber podido entrevistar a Isabel Allende, pensé en lo valioso que sería para los lectores de mi periódico otra con Galeano. Le envié el cuestionario y muy amablemente me respondió que estaba muy ocupado. Terminó su disculpa con una frase muy suya y que gustaba repetir: “Suertuda suerte”.

Quizás todos los homenajes resulten pequeños ante su enorme estatura literaria. No obstante, desde la humildad de este sitio le haremos uno que se acerque lo más posible a su personalidad: reseñaremos algunas de sus más conocidas frases que quedan ahora como legado tangible de su extensa obra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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