“A muchos les llama la atención que un militar tenga inquietudes literarias. Otros no creen que yo pueda escribir para niños, pero lo cierto es que este deseo lo tengo desde pequeño; desde que me enamoré de la primera muchacha en mi barrio camagüeyano La Mascota y empecé a escribirle poemas de amor”.
Así responde el Héroe de la República Orlando Cardoso Villavicencio a las interrogantes clásicas que provoca el ver su figura despojada de toda seriedad militar durante la presentación de su nueva y primera novela de ficción para adultos Lamento y perdón, editado por la editorial Ácana de la provincia de Camagüey y que se presenta en la edición agramontina de la Feria del Libro.
Él siempre quiso ser autor, según cuenta. Y ni siquiera cuando les mostró un poema a la familia y estos le pelearon porque se podía desviar su orientación sexual o las calamidades de una injusta prisión de más de 10 años mitigaron esa decisión. Por eso, en cuanto pudo, comenzó a decir cosas como le salían y a plasmarlas en blanco y negro. Y nacieron Wendy y el Duque Pedro, El reino embrujado, Reto a la Soledad, Amor y Espada y ahora Lamento… .
Para Mayelín Portales, quien se encargó de la presentación de esta novela de ficción para adultos, el libro y sus personajes reflejan muy bien a los cubanos de los últimos años, esas consecuencias de los conflictos que vivió la sociedad y los problemas migratorios.
“El no compartir con la isla y su gente durante varios años no le impidió a Villavicencio poder desnudar la realidad que vivíamos, no le impidió ser verídico”, sentenció Portales, editora encargada de la revisión final del texto.
Pero, como expresó el propio Villavicencio, nunca pensó claramente publicar este texto, pues creía que le serviría de entrenamiento para saber qué estilo le quedaba mejor para escribir y le sirvió para destilar historias desgarradoras que ha vivido no solo en prisión.
Pero el encuentro no fue solo para lanzar esa obra y presentar la nueva edición de Reto a la Soledad, sino además, para conocer a un Héroe muy sencillo que gusta contar anécdotas que a él le dan risa, y a otros llanto; hablar de lo que vivió en prisión, de lo que sufrió después y de lo que desea hoy.
Por eso no faltaron los cuentos de su pasión por el jabón, los conflictos con los carceleros, la comida, las enfermedades, la higiene, sus sueños- pesadillas…
Y los planes inmediatos como los de terminar dos libros nuevos, una novela y otro que hablará de la prisión pero con cuentos independientes que narrarán historias muy personales como su encuentro con la religión o las experiencias sexuales.