“El movimiento sindical es el encargado de darle el aseguramiento político al desarrollo de la economía, sin descuidar que pasa por elementos objetivos inobjetables, y nos toca explicar con claridad que esos no tienen solución hoy, y entonces hay que acudir a las reservas internas de nuestros trabajadores”, reafirmó Reymundo Navarro Fernández, miembro del Secretariado nacional de la CTC.
Sus reflexiones centraron el debate en el balance de la organización en Las Tunas, a partir de un informe que trató objetivamente la necesidad de ejercer, desde el sindicato, un mayor control y más exigencia en el universo de los procesos productivos y de prestación de servicios.
Alberto Zaldívar, secretario del Buró Provincial del Sindicato Agropecuario, retomó los señalamientos críticos a su sector relacionados con el pago de más de 3,5 millones de pesos sin respaldo productivo y pérdidas ascendentes a los 14 millones, el año pasado, cuando incumplieron el encargo estatal en producciones de leche, carne de cerdo y granos.
Según sus palabras, esos resultados reflejan que no hubo un buen funcionamiento orgánico, “nuestra principal misión es garantizar el cumplimiento de los planes técnicos económicos. Esto ha sido analizado con los colectivos, al margen de las cuestiones objetivas. Hay poco accionar sindical y falta emulación que estimule”, sostuvo.
Refirió que en el trimestre recién concluido se reiteran los incumplimientos de los mismos renglones y esbozó la labor emprendida para dar respuesta a los esfuerzos que hace el país en la adquisición de equipos y tecnologías: fumigadoras, mochilas, cosechadoras de arroz, que aunque todavía no son suficientes mejoran ostensiblemente las condiciones de trabajo.
Elena Chagues Leyva, secretaria general de la CTC en el territorio, reiteró que esta es una provincia eminentemente agrícola, “la sequía siempre ha existido, pero ha faltado compromiso y organización, fallas que desembocan en esos incumplimientos”, precisó.
Carmen Tamayo Pérez, secretaria del Buró Provincial del Sindicato Azucarero, recordó que en el 2014 la empresa tuvo pérdidas por más de 22 millones de pesos como consecuencia del incumplimiento de la zafra y que ese mismo año pagó más 9 millones de pesos sin respaldo productivo.
Pero en el actual las cosas han cambiado, “no se ha pagado nada sin respaldo productivo; la zafra, aún con atrasos en el plan, se va recuperando, y se cumplió el plan de roturación de tierra de esta etapa, que hacía años no se lograba”.
Tamayo Pérez le atribuyó la transformación, entre otras medidas, a la emulación implementada entre todas las fuerzas que intervienen en la zafra, porque estimula el despertar de muchas reservas productivas en los colectivos, “pero, alertó, estos mecanismos solo serán sostenibles si las estructuras de base funcionan bien.”
Esos resultados benefician la economía nacional y los ingresos de los trabajadores, cuyo promedio salarial sobrepasa los mil 240 pesos, solo afectado en Amancio Rodríguez, por el mal accionar de esa fábrica. La conclusión es obvia: se trabaja bien y se gana más.
Dirigentes sindicales de otros sectores como la Construcción y el Transporte también reseñaron las causas objetivas que obstaculizan un mejor desempeño, empero coincidieron en que si el sindicato en la base aumenta su liderazgo esas situaciones pueden transformarse.
Elena Chagues Leyva remarcó que el movimiento sindical tiene que sentirse aludido ante todos esos problemas, que muchas veces son reflejo de mala organización, de desatención a los problemas cuando se presentan, de falta de rigor al discutir los planes con los trabajadores, y de deficiente atención al hombre y a sus inquietudes, “nosotros tenemos que seguir insistiendo en el fortalecimiento del sindicato en la base, que es donde tiene que concretarse con eficiencia”, resaltó.
Reconocieron que otra problemática es el quehacer de los innovadores y racionalizadores, sin cuyo protagonismo todo fuera más difícil; sin embargo, Iris Maité Lorenzo, presidenta del Buró Provincial de la Anir, contrastó el reconocimiento administrativo a esa realidad y fustigó los reiterados incumplimientos y la morosidad en la aplicación de la Ley 38, que remunera y premia estas labores.
En este particular, dijo, el sindicato tiene que elevar su exigencia, lograr que los asuntos de la ciencia y la técnica y los representantes de la organización ocupen puestos en los consejos de dirección, en los cuales todavía no son parte de su agenda, “exigir estas atenciones es muestra de representación de nuestros afiliados”, concluyó.
Chagues Leyva insistió en la importancia de utilizar el Código de Trabajo, lo pactado en los convenios colectivos y en las demás herramientas legalmente establecidas que le permiten al movimiento sindical elevar su liderazgo en el seno de los colectivos laborales, porque le facilita la representación.
En las conclusiones, Manuel Pérez Gallego, miembro del Buró Provincial del Partido, recordó que son imprescindibles los aportes de los trabajadores al cumplimiento del pronóstico de crecer el 4% del PBI y expresó la confianza de la Revolución en su clase obrera de cara a los retos actuales.