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Revivir la voluntad

Foto: www.5septiembre.cu
Foto: www.5septiembre.cu

La frase de que “en la ganadería falta voluntad” lo define todo. Voluntad para atender adecuadamente la masa; garantizar el alimento necesario en el período de sequía; favorecer la reproducción; facilitar los servicios que requieren los productores sin tanta disgregación; resolver los entuertos burocráticos intrínsecos en resoluciones, documentos normativos, directivas…, y también para ponerse de acuerdo —de una vez y para siempre— los factores vinculados al sector, en eliminar los aspectos que lejos de favorecer el avance lo frenan.

Hoy hay más resultados negativos que positivos, salvo rarísimas excepciones. Subsiste el incumplimiento de los planes de acopio y entrega de leche; falta previsión en aras de afrontar las cada vez más extendidas etapas con escasas precipitaciones; no se prioriza, como se merece, la valiosa inseminación artificial; mueren muchos animales por desnutrición y falta de cuidado; se desatiende la reproducción, escasea el agua en los sitios donde pasta el ganado, y los productores están insatisfechos por el pago en relación con la calidad de la leche que entregan, lo cual origina desmotivación en ellos.

Esas y muchas otras dificultades han sido señaladas en las asambleas previas al XI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), pues un porcentaje considerable de la masa ganadera del país está en el sector cooperativo y campesino. Pero más que enunciados hacen falta soluciones.

Con razón se ha afirmado que de la ganadería cubana se habla mucho y se resuelve poco. Y esa frase constituye una exhortación a buscar y encontrar las enmiendas tan necesarias. Como en otros sectores caracterizados por la complejidad, en el ganadero sí se puede mejorar y dejar atrás definitivamente la estela de incumplimientos, morosidades, decisiones equivocadas, falta de previsión… Pero para eso es imprescindible revivir la voluntad.

Veamos un ejemplo. En el país hay mil 79 centros de acopio de leche con termos refrigerados para conservar ese alimento en un solo punto, garantizar la calidad y evitar la dispersión en la recogida por parte de los medios de transporte de las empresas lácteas. Como se ha planteado, esas unidades deben prestar otros servicios, como el de atención veterinaria, control pecuario, inseminación artificial, adquisición de suministros… Son muy pocos los que funcionan de ese modo. Hay lentitud para incorporar las otras prestaciones, a pesar de que la orientación está dada y el beneficio, demostrado.

La vialidad del empeño fue ratificada por Modesto Rodríguez, presidente de la cooperativa de créditos y servicios Antonio Maceo, de la zona de Horquita, en Cienfuegos. El experimentado campesino explicó que en el centro a donde acuden los productores de la zona, que fue el primero que se puso en funcionamiento en esa provincia, además del acopio de la leche, garantizan las otras prestaciones. “Pero la preocupación primera tiene que ser de la dirección de la propia cooperativa, porque no puede esperarse a que desde otras estructuras vengan a resolver los problemas”, aseguró.

Cuesta trabajo entender y admitir la anomalía persistente en el pago a los productores por la calidad de la leche, como señalaron recientemente productores camagüeyanos. Si se crearon los centros y en cada uno hay un especialista con los conocimientos y el instrumental requerido para muestrear los indicadores cualitativos del producto que lleva cada campesino y se le entrega el resultado, ¿por qué sustentar la remuneración en un promedio y no por el aporte de cada quién? ¿Resulta tan engorroso que los directivos de la Unión de Empresas Lácteas y la rama ganadera del Ministerio de la Agricultura se pongan de acuerdo en ese sentido, tomando en cuenta el parecer de la Anap y los planteamientos de los productores, quienes por la sapiencia que los caracteriza y el aprendizaje diario a pleno sol, casi siempre tienen la razón?

José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido, planteó en la asamblea provincial de la Anap en Cienfuegos que en la ganadería hay que hacer, concretar, organizar y controlar, y especificó que resulta inadmisible pensar — como sucede— que la alimentación de la masa pueda sustentarse en el pienso importado que llegue en barcos a los puertos. En las condiciones económicas de Cuba eso es utópico. El alimento de los animales hay que sembrarlo y atenderlo, preocuparse y ocuparse de este, como eslabón primario de la cadena que es.

Dos datos resultan suficientes para acelerar lo más posible el cambio que necesita la ganadería cubana: según un sitio en Internet especializado en el tema (www.infortambo.com), una tonelada de leche en polvo descremada cuesta en el mercado internacional 2 mil 935 dólares y de la entera, 3 mil 241. Las cifras dejan sus mensajes.

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