Un nutrido público de diferentes generaciones —entre el cual sobresalen sus alumnos en primera fila— se aglomera alrededor del artista que, gubia en mano, ha tomado un céntrico parque donde, con paciencia y seguridad, va desgastando un enorme trozo de caoba. Tras los cortes primarios, paso a paso va emergiendo el cuerpo de un viejo negro africano. En su rostro, el dolor de la esclavitud, de la tristeza por los recuerdos de su tribu Yoruba, en Nigeria, donde antes de ser bestialmente cazado y traído a la fuerza al Caribe, era un reconocido Príncipe en la Sagrada Ciudad de Ife. Allá quedaron solos, y para siempre, sus hijos, su esposa, sus padres, sus amigos, sus orishas…
Las producciones iconográficas de este artífice se destacan no solo por la expresividad de sus diseños, sino además por el esmerado trabajo en el lijado o pulido de las esculturas; la mayoría de ellas concebidas de forma monolítica, sin empates ni adiciones, que logran así un ejercicio que sobresale por la recreación original de los temas. Ello hace distinguible su particular modo de producir arte, al que él también prestigia mediante los encuentros con sus alumnos del proyecto Los Tinajoneros, el cual dirige en uno de los barrios de su natal ciudad de Camagüey.
La talla en madera es uno de los oficios que generalmente se transmiten de generación en generación —de abuelos a padres y de estos a los hijos— y que ahora se halla en franca recaída internacional, sobre todo en algunos países de Europa —de donde se conservan algunos de los mejores ejemplos provenientes de la Edad Media, en Italia y Francia— y de las Américas, donde su ejercicio alcanzó gran auge a principios y mediados del pasado siglo. Hoy posee un notable desarrollo en Cuba, incentivado desde el año 1981 a través de la Acaa, organización no gubernamental que aglutina en sus filas a los artesanos artistas.
Este diligente artífice, a pesar de ciertas desavenencias e incomprensiones institucionales y de los molestos “achaques” ocasionados por el implacable paso de los años, labora a diario en su taller o donde considera que es útil su acción —ferias, salones, parques, comunidades…— para, a través de sus creaciones, coadyuvar a colocar la artesanía cubana en el centro de la cultura nacional.