De cara a las soluciones andan los innovadores y racionalizadores en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnologías (CIGB). Ninguna adversidad les resulta ajena en el bregar de cada día para disminuir importaciones, recuperar un equipo y hacer todo cuanto contribuya al quehacer de tan valiosa institución que constituye un gran complejo investigativoproductivo.
Saberse útiles en todo momento es la voluntad que guía a trabajadores como Gerardo Cruz de la Paz, con la recuperación de dos quemadores de un incinerador dados de baja técnica por el mal estado en que se encontraban luego de muchos años de explotación.
“Esos medios se utilizan en la destrucción de los materiales de desechos en la planta de producción del CIGB. Junto a Yosmel Azcuy (electricista) y Yasser Linares (ayudante) tuve la tarea de reconstruirlos. En nuestros almacenes había un quemador similar que estaba como un renglón ocio- so y le faltaban algunos componentes y agregados. A partir de ahí comencé los cálculos para aprovechar los elementos que teníamos a nuestro alcance con el fin de adecuarlos a los dos quemadores anteriores, además del acondicionamiento de bombas de combustible y la introducción de mejoras en la parte eléctrica.
“Todo transcurrió en el tiempo previsto. No fue necesario adquirir quemadores nuevos ni comprar piezas, y fue posible salvar los existentes, que hoy funcionan correctamente”.
Innovador destacado en el 2014, Gerardo acumula vasta experiencia como técnico en termoenergética. “Fue relativamente sencillo llevar a cabo la tarea, pues en la medida que iba viendo los problemas buscaba la solución y aunque hubo varias adaptaciones, estas había que ajustarlas a lo que necesitábamos”.
Salvar la planta
El sistema de agua purificada en la planta productora de medicamentos presentaba problemas que amenazaban con paralizarla. Este líquido resulta indispensable en el lavado de materiales, limpieza de áreas, preparación de medios de cultivo y de soluciones, entre otras acciones.
Según expone el innovador Alberto Leiva Gálvez el conjunto de tuberías asociado a los filtros de carbón activado tenía deformaciones debido a los años de explotación.
Fue preciso acometer modificaciones en la red de esos conductos, además de aplicar un sistema de válvulas con manipulación manual que garantizara las operaciones necesarias para el contralavado e higienización de los filtros antes mencionados, sin afectar las características del agua suave durante la preparación que ocurre antes de entrar a las membranas de ósmosis inversa a de agua purificada, comenta Leiva.
Después de los trabajos efectuados, la labor de los filtros de carbón activado cumple con las exigencias sanitarias requeridas y asegura las características físico-químicas y microbiológicas del agua suave.
El estable funcionamiento de los sistemas de agua a las áreas productivas es uno de los principales saldos de este aporte llevado a cabo por Leiva junto a otros compañeros, con lo cual evitó la paralización de esa planta donde se obtienen ingredientes farmacéuticos activos de varios medicamentos, vacunas e interferones, y permitió que no haya desabastecimiento de esos productos en el mercado nacional y cumplir con los compromisos internacionales.
Amado Sáez Álvarez también forma parte de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) en el CIGB. Como tecnólogo en soplado de vidrio —uno de los primeros en Cuba desde 1962— contribuye a la sustitución de importaciones mediante la reparación o reconstrucción de instrumentos de laboratorio como probetas, equipos de destilación, bombas de agua para vacío, entre otros.
En su haber atesora innovaciones no solo para su colectivo donde labora desde hace 29 años, sino para otros centros del polo científico. “No lo hago por el hecho de obtener una remuneración. Me gusta mi trabajo porque me inspira y lo veo como un reto”, afirma.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.