La Feria Internacional del Libro ha dejado variadas y provechosas lecturas a su paso por toda la isla, como resultado de su consolidación como evento cultural integrador y masivo, que acoge diversas manifestaciones y segmentos poblacionales.
En Holguín, donde se desarrolló del 25 al 29 de marzo, los lectores tuvieron a su disposición mayor cantidad de títulos y ejemplares en comparación con la edición anterior y las largas filas en librerías, carpas e instituciones confirmaron el interés del público.
Sin apartarse de su interés comercial, se realizan conversatorios y encuentros con autores e importantes figuras de la literatura cubana, que propician el conocimiento y despiertan el interés por adentrarse en el fascinante mundo de las letras.
La jornada devino ocasión oportuna para las presentaciones artísticas no sólo en instituciones culturales, sino también en organismos y barrios, exposiciones como la dedicada a Indira Gandhi y la India, conversatorios y homenajes como los dedicados a Olga Portuondo, declarada Hija Ilustre de la Ciudad, y Leonardo Acosta.
Los pabellones especializados de Ciencias Sociales y Naturales, Informática, Universitario e infantil, los espacios dedicados a Iberoamérica, la juventud y escritores locales y las peñas literarias tuvieron una gran aceptación.
Una verdadera novedad constituyó la carpa de la décima, abierta frente al parque Calixto García, y en la que se sucedieron los recitales de poetas repentistas, grupos tradicionales campesinos como Cacoyugüin, lecturas y presentaciones de libros.
Provechoso resulta también saber que títulos muy demandados, léase Confesiones de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, Reto a la soledad, Cambiando de Mentalidad, Diccionario Escolar, entre otros, se agotaron y no pudieron ser adquiridos por todos, o que algunos precios siguen alto, sobre todo para los niños, y eso demanda mayor esfuerzo y revisión de la política editorial.