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Por: María Caridad Guindo Gutiérrez
Falta de financiamiento, indisciplinas de algunos choferes y conductores; pagos de anticipos a los socios sin respaldo productivo; inconformidades reiteradas de la población en múltiples espacios, debido a la irregularidad de los viajes, pues han priorizado los fletes, están entre las insuficiencias encontradas en la cooperativa no agropecuaria (CNA) de Transporte de Artemisa, la cual funciona desde agosto del 2013.
Creada por el Consejo de la Administración Provincial (CAP), bajo el amparo del Decreto Ley 305, publicado en la gaceta oficial en diciembre del 2012, esa CNA resulta una de las formas de gestión no estatal con mayores dificultades para enrumbar sus destinos.
Basta con visitar en el horario de la tarde la Terminal Provincial de Ómnibus Públicos en Artemisa, ubicada en el municipio cabecera, para comprobar la ausencia de vehículos destinados a los asentamientos rurales.
“Las rutas con mayores problemas son la Quebrada, Las Terrazas y Oceguera-Lincoln-Mangas en el cierre de línea que asume la cooperativa a las 3:00, las 2:30 y las 3:30 p.m., respectivamente”, informó Deisy Jaime, locutora y secretaria de la sección sindical de la terminal.
Asimismo, “en ocasiones no dan el último viaje hasta Mariel porque dicen no tener combustible y se quedan en Guanajay, y cierran la línea de San Antonio a las 12:20 p.m.; el resto del tiempo dependemos de algún camión particular”.
Respetar el compromiso con el pueblo
Según trascendió en el balance anual de la Dirección Provincial de Transporte, la CNA el pasado año solo alcanzó el 56,8 % de su plan: de un total de 4 millones 389 mil 700 pasajeros, trasladaron 2 millones 494 mil 900. Si bien lo previsto coincidía con el de la antigua UEB, las cifras revelan la incapacidad demostrada hasta el momento para honrar cabalmente su razón de ser: el transporte público de pasajeros, teniendo en cuenta que los fletes a oferta y demanda representan una opción adicional y no pueden convertirse, bajo ningún concepto, en el principal objetivo.
Las llamadas ‘aspirinas’ garantizan la apertura de las líneas hasta los asentamientos, y después fallan el cierre o llegan tarde. Por la mañana varias se dirigen a San Cristóbal y Guanajay; sin embargo, cuando más falta hacen, desaparecen.
Así lo comprobaron Roibel Freire y Yoelvis Gómez, quienes aguardaban por algún vehículo dirigido a San Antonio de los Baños a las tres de la tarde, y debían esperar a las cinco, “a ver si aparece algo”, sin la certeza de encontrar opción antes de esa hora.
“Los fines de semana apenas se puede viajar”, sostiene Marlén Macías, otra residente en San Antonio. “Esos carros empezaron muy bien, ahora no los veo casi nunca”. Para Nosleydis Capote, ellos van hacia donde les sea más provechoso. “Ninguna de esas guaguas se dirige a Las Cañas ni a Alquízar, sin importar la demanda”.
“A veces exceden el número de pasajeros y comienzan las discusiones con el conductor”, refiere Luis Alfredo Oliva y lo reafirma Grecia Delgado, de San Cristóbal. Por su parte, Jorge Luis Herrera consideró el servicio bastante estable hacia el Corojal; “sin embargo, en ocasiones se pierden. Piensan que el carro les pertenece”.
Jorge Luis Tablada, subdirector estatal de transporte del CAP, ha sostenido en varias oportunidades que el traslado de pasajeros hacia las comunidades rurales a precios subsidiados le reporta perjuicios económicos a la CNA. Debido a ello, el CAP resolvió deshacer el contrato hecho por 11 semiómnibus a la cooperativa y entregarlos a la unidad empresarial de base de Artemisa para reforzar esas rutas, lo cual continúa en análisis con la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos.
Una alternativa viable
En el 2014 la Dirección Provincial de Transporte decidió enviar a la entidad una comisión de expertos con el propósito de mejorar su funcionamiento ante una situación económica muy desfavorable, pues en junio registraban más de 500 mil pesos de pérdidas.
“Logramos pagar las deudas contraídas; no obstante, todavía permanece en análisis con el Ministerio de Finanzas y Precios la contribución a la Onat del 10 % de nuestros ingresos”, explicó Francisco León Pérez, el actual presidente, quien formaba parte de la comisión y se desempeñaba como especialista técnico de la dirección provincial.
“Nos encontramos en el proceso de recontratación con la empresa, de los vehículos y el local. Cobraban un área en desuso y el mantenimiento técnico. También se le pagó al banco el crédito solicitado cuando se fundó la cooperativa, dinero utilizado casi en su totalidad en comprar combustible, sin control, y en pagos de anticipos a los socios sin respaldo productivo”.
Además crearon un taller y una cavidad destinada al mantenimiento de los 31 semiómnibus JMC a fin de continuar mejorando las condiciones de trabajo. “Aumentó el coeficiente de disponibilidad técnica, casi ningún carro se demora más de dos días roto, la tripulación se preocupa por arreglarlos rápido. De eso depende su salario a partir del sistema de pago por resultados que tiene en cuenta la recaudación, el ahorro de combustible, el tiempo de estancia en el taller…”
Pese a un promedio diario de 10 mil pesos, y un salario mensual alrededor de los mil 500, según la económica Areimy Cordero, les resulta complejo adquirir los neumáticos a 240 CUC. Han valorado con el Ministerio de Transporte la posibilidad de comprar, sustentados en su patrimonio y personalidad jurídica, ómnibus de mayor capacidad; en cambio les aseguran que debe ser a través de la empresa. “Se desconoce o ignora en ocasiones lo estipulado en la ley, y prueba de ello lo constituye el intento de prohibir los fletes a oferta y demanda, una actividad autorizada”, expone León.
“Cuando tengamos solo 20 carros debemos organizarnos mejor a fin de prestar un servicio con calidad. Hoy existe tanto transporte estatal como privado, solo resta planificarnos, de conjunto con el resto de las entidades de la provincia, pues se torna muy complejo llevar a la par economía y satisfacción de la población.
La reducción de la carga impositiva, junto a la entrega de los 11 semiómnibus, constituirán medidas de gran ayuda, a juicio de Raúl Rodríguez, jefe del CAP. “Al crearla falló el estudio previo de factibilidad, pues no teníamos experiencia en cuanto al trabajo de las cooperativas”.
Rodríguez sí sostuvo la innegable responsabilidad de servir al pueblo, de cumplir con su propósito, de lo contrario, queda en tela de juicio su permanencia. Todas las alternativas resultan válidas si se trata de eliminar las inconformidades, de proteger a los pasajeros, y de que el transporte público no siga siendo un problema sin resolver, desde cualquier forma de gestión.
Lo que se puede hacer es que paguen los choferes por los viajes que no han realizado., en efectivo, ya bien sea de lo que cobran y que sea por disposicion fiscal, y si demoran, hay granjas para trabajar y cuando terminen de pagar que vuelvan a su vida. Que les pongan GPS a todos los camiones y a los despachadores que estan en contubernio con los choferes que los corran de todo lo que tenga que ver con transporte publico, Las personas que trabajen con los GPS que sean absolutamente confiables como personas, no por meritos, ni por historial, sino porque no sean capaces de mentir como estan acostumbrados muchos que tienen cargos. EL MAL SE PUEDE ERRADICAR FACILMENTE. Pero OJO con los despachadores, esto solo no sucede en Artemisa, ni en Cuba. Esto sucede mucho en Amedrica Latina, pues los valores estan por el piso y los primeros en conseguir trabajo, son los que sobornan, no por interes al trabajo sino por sacar provecho y estos estan respaldados por socios, o parientes que pueden conseguirles los trabajos. Todos buscan un socio para su negocio, su tranza y evacion. Esos puestos se prestan para muchas cosas. O si nó, militaricen los omnibus de este tipo de tramo en todo el pais y verán que no falla ni un solo viaje. La guardia del SMO en cada poblado hay unidades militares, esos muchachos por buen comportamiento y aptitud militar se merecen una noche donde tambien se busquen unos pesitos un dia cada que fuera.