Entre los organizadores está el profesor universitario y ensayista panameño Olmedo Beluche quien accedió, vía correo electrónico, a compartir criterios y saberes con Trabajadores.
-Panamá ha preparado una Cumbre que tendrá la particularidad de ser la primera a la que Cuba asiste con una delegación oficial, pero también se ha sabido, por declaraciones a la prensa de Rubén Castillo, coordinador del Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales de la Cumbre, que han invitado a cubanos «disidentes», algunos de los cuales el Gobierno de Cuba califica de mercenarios pues reciben una paga de Estados Unidos. ¿Qué opinión tiene acerca de esto?
Es lamentable que la Cancillería panameña arriesgue el éxito de una Cumbre que está costando a nuestro pueblo 15 millones de dólares, permitiendo que sectores políticos interesados y al servicio de los intereses norteamericanos lleguen a los Foros alternos a la Cumbre, en los que pretenden armar un “show” por el que se pretende legitimar la intromisión interna, el sabotaje e incluso el golpismo por parte de Estados Unidos.
La Cumbre de Las Américas está en peligro de fracasar por esas invitaciones espurias y por el decreto de Obama contra Venezuela. ¿Qué consensos se pueden alcanzar con ese tipo de maniobras?
-Cuando Barack Obama resultó electo, usted anunció que terminaría «decepcionando a muchos», pero que su triunfo sentaba las bases “para que se den nuevas formas de lucha y de organización», ¿Qué opina ahora? ¿Será que la torpeza reciente contra Venezuela al considerarla un peligro para Estados Unidos es parte de esas acciones decepcionantes previstas, o será un mal gesto también contra la Cumbre de la Américas?
En su primera elección, Barack Obama levantó las esperanzas de millones de afroamericanos e hispanos en Estados Unidos. La esperanza de acabar con siglos de racismo y discriminación, la esperanza en una reforma migratoria que diera una vida digna a 50 millones de hispanos “ilegales” en Estados Unidos.
Pero decepcionó más rápido de lo que se podía esperar: no cumplió con la reforma migratoria, no cerró el campo de concentración de Guantánamo, no sacó todas las tropas de Irak y Afganistán, recientemente se ha demostrado que el racismo es una política activa en los departamentos de policía de Estados Unidos y, en América Latina ha sostenido la misma política de derrocamiento de gobiernos legítimos y democráticos que practicaron los republicanos.
El decreto contra Venezuela va en el mismo sentido golpista en que antes se derrocara el gobierno legítimo de Manuel Zelaya en Honduras y Fernando Lugo, en Paraguay.
-¿Participará usted en alguno de los Foros organizados?
No. Todo mi esfuerzo personal es hacia la Cumbre de los Pueblos, que realizaremos paralela a la Cumbre de las Américas, en la Universidad de Panamá, donde vamos a reunir a cerca de mil delegados nacionales y extranjeros en representación de centenares de organizaciones sindicales, indígenas, campesinas, estudiantiles, ecologistas, etc.
– Luego de los 15 millones de dólares que ha costado organizar esta Cumbre ¿Qué legado dejará a Panamá?
Aparte del dinero que quede en los bolsillos de algunos dueños de hoteles y otros concesionarios privados, muy poco. Legará resoluciones y manifestaciones de buena voluntad que sólo intentarán cumplir los países signatarios del ALBA, si es que algún golpe de estado promovido por Estados Unidos no los saca del poder antes.
En el caso de Panamá, ni siquiera se han cumplido los Objetivos del Milenio pactados con Naciones Unidas hace más de una década. Así que la gente es muy escéptica de pomposas declaraciones oficiales.
-¿Cómo se gestó el escenario paralelo de la Cumbre de los Pueblos?
Nació como iniciativas separadas de dos importantes fuerzas sindicales panameñas: los afiliados a la Federación Sindical Mundial (CNTP, FAT, Sindicato de la Coca Cola) y la Confederación Nacional de Unidad Sindical Independiente (CONUSI).
En algún momento, con la mediación del Comité de Solidaridad de los Movimientos Sociales hacia el LBA, nos reunimos y decidimos aunar esfuerzos por una sola Cumbre de los Pueblos.
Nos asentamos en las organizadas por otros países, la más connonata fue la de Mar del Plata hace diez años, cuando fuera derrocado el ALCA (proyecto norteamericano de integración y sometimiento económico) y nació el ALBA (proyecto de integración soberana y complementaria de nuestros pueblos).
Esperamos que esta Cumbre de los Pueblos nos sirva a los panameños como experiencia de unidad para continuar los retos políticos y gremiales a nivel nacional.
-¿Qué resultados espera de encuentro de pueblos en Panamá?
En primer lugar esperamos que sea positiva la confraternidad con delegaciones de todo el continente, así como con centenares de activistas de nuestros pueblos originarios. Segundo, que haya una buena resolución final, así como actas de las mesas de trabajo previstas en las que se recojan las demandas populares de Nuestra América para continuar la lucha con mayor claridad.
Se han girado invitaciones a todos los presidentes del ALBA. El sábado 11 de abril hemos previsto la clausura. La fecha coincide con el fracasado golpe de estado contra el ex presidente Hugo Chávez de Venezuela y lo conmemoraremos repudiando el reciente decreto golpista de Obama.