Entre el equipo de Ciego de Ávila, su público y la sala Giraldo Córdoba Cardín existe un pacto eterno de gloria, una relación de la que parecen nutrirse los tres y en la cual los Búfalos Avileños han encontrado la clave del éxito.
Allí, en el tercer juego de la gran final de la Liga Superior de Baloncesto 2015, los actuales campeones cubanos frenaron la racha ganadora de Capitalinos en 32 encuentros y se llevaron su primera victoria en esta fase con apenas cuatro cartones de diferencia (62-58).
Los dirigidos por Jesús Martos resucitaron ante la gradería de su cuartel general, una afición que funge como sexto hombre sobre la cancha y convierte al escenario avileño en la más difícil de las plazas. Bien lo había anunciado el propio Martos luego del segundo partido, cuando explicó que en Ciego esperaban cambiar la cara del equipo.
Los jugadores habaneros fueron superados, sobre todo, en el plano psicológico por unos Búfalos que jamás ceden un centímetro sobre la cancha. Desde el mismo inicio del encuentro los anfitriones tomaron el mando de las acciones y sacaron amplia ventaja de 21-8.
En realidad ese fue el golpe de gracia, pues durante el resto del encuentro los Capitalinos nunca estuvieron en pleno dominio de la situación; ni siquiera cuando ganaron los dos parciales siguientes 16-41 y 19-9.
Con diferencia mínima (43-44) favorable a los Búfalos llegaron los elencos al último cuarto de tiempo reglamentario. Allí, por un momento, la magia de los locales pareció desvanecerse. A falta de poco más de dos minutos, los visitantes consiguieron tener ventaja de seis cartones que parecía el fin de la rebelión avileña; pero en Ciego nada es definitivo.
Reinier Panfet, exjugador de Capitalinos y hermano del actual director del conjunto habanero, lo resumió así: “jugamos nuestro peor partido de la temporada. Ya habíamos tenido otras situaciones así y siempre las habíamos resuelto, pero ninguna de esas situaciones fue contra Ciego de Ávila. A un equipo del nivel de Ciego no se le pueden dar espacios”.
Y es que nada tenía que ver el Ciego de Ávila errático y mustio de días anteriores con el radiante juego desplegado este martes 24 de marzo. Más allá de las evidentes fallas ofensivas de Capitalinos, es imposible dejar de mencionar el excelente partido de baloncesto jugado por los Búfalos.
Con una defensa asfixiante desde el primer minuto y el trabajo colectivo de todos los hombres de la plantilla, Ciego regaló su mejor demostración de la temporada a quienes nunca han dejado de creer que la victoria es posible: los aficionados, esos que desde sus asientos coreaban incesantemente un arrollador “¡¡SÍ SE PUEDE!!”.
Un notable desempeño en el juego interior marcó el trabajo de los vencedores, quienes consiguieron meter en faltas a hombres calves de sus oponentes, limitando su accionar a la defensa. Por otro lado, Ciego destacó por la efectividad en sus llegadas, especialmente en la primera mitad del duelo.
Capitalinos, por su parte, desperdició demasiadas oportunidades al ataque y dieron amplias libertades a sus rivales en la labor bajo las tablas; además, dilapidó a manos llenas segundas opciones de tiro en momentos claves del encuentro y no supo mantener la diferencia en el marcador.
Para los Búfalos las buenas noticias no se limitaron a la victoria, sino que incluyeron el “regreso” de Yoan Luis Haití a este play off al anotar 17 cartones, luego de conseguir solo dos canastas en los dos primeros partidos. William Granda brilló una vez más y sumó igual cantidad de puntos que su compañero de equipo. Por los derrotados los mejores fueron Jasiel Rivero y Orestes Torres, con 18 y 14 unidades, respectivamente.
Dicen que cuando las fieras están heridas se convierten en temibles adversarios, y Capitalinos lo ha comprobado esta noche de martes en el escenario donde han caído tantas veces. Ciego hizo lo que debía para seguir respirando, pues, de haber perdido este tercer partido del play off final, probablemente el cuarto hubiese sido un mero trámite.
Esta victoria de los avileños obliga ahora a jugar, al menos, tres duelos en su cancha; este es un sitio donde no conocen la derrota en play off desde hace 10 encuentros, un sitio donde este equipo ha tejido una de las leyendas más espectaculares del baloncesto cubano: la leyenda de una nómina adicta al triunfo, la leyenda de los Búfalos Campeones.
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