Solo faltan 60 días para que comience el evento más trascendente de las artes visuales en Cuba: la Bienal de La Habana, cuya duodécima edición —convocada bajo el concepto curatorial Entre la idea y la experiencia— se realizará del 22 de mayo al 22 de junio venideros, organizada por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) y el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam (CWL), institución dirigida por Jorge Fernández Torres, quien accedió a dialogar con Trabajadores tras una reciente reunión con la prensa nacional para informar detalles de la organización de este evento que reunirá en la capital a cerca de 120 artistas de diferentes latitudes y a 26 creadores nacionales.
El también director de la Bienal dijo que la sentencia que rige esta cita parte de la referencia a una de las cartas del poeta y dramaturgo alemán Johann Wolfgang von Goethe (Fráncfort del Meno, Hesse, 1749-Weimar, Turingia, 1832), al filósofo Arthur Schopenhauer (Gdansk, Polonia, 1788-Fráncfort del Meno, 1860) en la que expresa que “la ciencia no ha podido resolver el abismo que existe entre la idea y la experiencia, algo que solo se puede lograr desde el arte y la acción”.
Según Fernández, este evento se realiza en un momento en que están surgiendo nuevos sujetos y donde asistimos a una crisis de las formas clásicas de concebir y estructurar la noción de lo social. Ante “la incertidumbre que suponen las ciencias sociales en su conjunto el arte se erige como un lugar expandido para el conocimiento. Si se analiza un libro tan importante como La sociedad sin relato, del escritor, profesor, antropólogo y crítico cultural argentino Néstor García (La Plata, 1938) se puede entender el porqué del desplazamiento del objeto artístico al contexto y cómo se presenta hoy lo transdisciplinario en la producción artística; idea que él define como suceso de la llamada postautonomía del arte.
“Entendemos los procesos de la creación artística como una continuidad histórica, donde los saberes que surgen en cada etapa generan una incidencia directa en esa creatividad. El modo de presentación de una obra puede cambiar, pero la motivación, la investigación y las influencias culturales son la síntesis de un pensamiento que se ha ido sedimentando por muchos años. En la contemporaneidad asistimos a una modificación sustancial de nuestros propios sistemas perceptivos a partir de la contaminación de los actos creativos con la trama urbana, el diseño y la renovación tecnológica que han tenido un impacto real en la obra realizada por las nuevas generaciones”.
En tal sentido, el director del CWL también expresó en una entrevista con la colega y crítica de arte, Bárbara Avello, publicada el 24 de diciembre del 2014 en la página web de esa institución, que “lo más radical de las Vanguardias del siglo XX nos mostró cuán estéril es el impulso de querer definir el arte. Quizás nos corresponda pulsarlo, sentirlo desde la dificultad que implica emitir juicios de valor. Para nosotros su concepto no está sujeto a una disciplina ni a una manifestación, sino que debe incorporar lo que proporcionan las ciencias, la antropología, la sociología, la filosofía, el pensamiento en general y las expresiones artísticas. Una situación que nos conduce a pensar cómo se dan las micropolíticas, cómo se pueden desarrollar los microespacios y cómo lograr que las obras de la Bienal exploren, indaguen y se inserten directamente en el contexto”.
Por tal motivo, dijo a Trabajadores, que “lo más importante de esta cita es que permitirá la interacción entre los artistas y los especialistas de diferentes disciplinas, como las relacionadas con la ciencia, la historia, el cine, el teatro, la música, la comunicación, la religión, la arquitectura y otros exponentes de la sociedad. Esto posibilitará el surgimiento de plataformas de discusión y colaboración mutua, además de expandir el arte, en toda su complejidad, hacia otras esferas de la vida insular, incluyendo, por supuesto, a diferentes comunidades, entre ellas las de Casablanca, San Isidro, Colón, Santo Ángel y determinadas zonas del Vedado, como el parque Villalón”.
Sobre esa premisa, Fernández enfatizó que el proyecto curatorial asumido por el CWL evaluó la integración de otros espacios donde convenientemente los creadores podrán integrarse a los presupuestos de la Bienal, entre ellos el parque Trillo, la Escuela Nacional de Arte y la Academia de Artes San Alejandro; así como la Universidad de La Habana, el multicine Infanta y las ruinas donde radicó la fábrica de ómnibus Girón.
“Estos sitios —dijo—, además de las sedes principales de la Bienal: el CWL, el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, el Instituto Superior de Arte, la Fototeca de Cuba, el Centro Hispanoamericano de Cultura, la galería Villena, el cine Yara, el Pabellón Cuba y la biblioteca pública Rubén Martínez Villena, tendrán como objetivo esencial mostrar la diversidad de esta ciudad y la fuerza de su gente. No pretendemos ser escenario de superproducciones artísticas, sino convertir este magno encuentro del arte mundial en un punto de observación de las transformaciones sociales que están ocurriendo en nuestro país”.
Isabel María Pérez Pérez, editora de la revista ArteCubano y directora del sello publicitario homónimo del CNAP, asimismo encargada de las exposiciones colaterales que se instalarán bajo la denominación de Zona Franca, en el Parque Histórico Militar Morro Cabaña, apuntó que en ese proyecto “participarán más de 100 artistas con muestras personales, en tanto se prevén unas 20 colectivas en diferentes áreas de esa connotada construcción, ejemplo de lo más avanzado de la ingeniería militar del siglo XVIII”.
La especialista en arte contemporáneo señaló que para lograr esa comunión de disímiles expresiones del arte cubano contemporáneo, se realizaron investigaciones sobre todo lo concerniente al arte cubano actual: calidad, nivel de reflexión, tendencias, estilos, problemas, logros, iniciativas, ensayos…, estudio que abarcó a todos los creadores del territorio nacional, independientemente de sus técnicas operatorias, representaciones generacionales y su formación, desde grandes figuras de renombre internacional surgidas en las academias, hasta los naif.
Pérez Pérez expresó que las memorias de este proyecto se recogerán en un libro, en tanto se ubicarán gráficas (gigantografías, señales y carteles) que permitirán acompañar y orientar al espectador durante su tránsito por el suntuoso y añejo parque sede de los más grandes eventos de la cultura cubana.