En apuros estaba hace unas horas la septuagenaria fábrica de conservas de vegetales, del montañoso municipio de Florencia, en la provincia de Ciego de Ávila.
La máquina tapadora de latas, la caldera y el único montacargas se paralizaron. Un equipo prestado acomodaba las colmadas cajas de madera. “Mis productos llevan tres días en el patio de esta industria, por suerte apareció un montacargas”, afirmaba uno de los campesinos del territorio.
Adentro, los mecánicos apresuraban las herramientas para que el medioambiente no oliera a tomate podrido. “No se preocupen que aquí todas las roturas tienen solución, gracias a nuestros trabajadores y técnicos de otras industrias avileñas que nos apoyan, aunque esta tecnología atrasada necesita una reparación general”, declaraba Lisbel Morera Pérez, administrador.
Nadie estaba afligido por la interrupción operativa. El colectivo había procesado 520 toneladas hasta el día 12 del presente mes, de un plan de 406, a pesar de que la molida comenzó con atraso en febrero, debido a la demora de las siembras en la localidad, según informó Morera Pérez.
Otra ayuda salvaba la continuidad del proceso industrial: “Nos prestaron una bomba para el pozo y se ha garantizado el agua con carros-pipa, es un gran problema el abasto del líquido, pero seguimos guapeando”, alegaba Lisbel
De lo que sí todos están inconformes es con el traspaso de materia prima para insumos, desde el homólogo establecimiento del municipio de Majagua, lo cual provocó afectaciones a los conserveros florencianos, vinculados al sistema de pago por los resultados finales de su labor, por lo que hoy devengan 225,00 pesos, el mínimo del salario en el país. Así la disyuntiva hace que se “destiñan” las ventajas de la resolución 17, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
“Arrastramos desde enero –argumenta Morera– una pérdida económica de 50 mil 900 pesos, debido al sobreprecio de una pasta de tomate transferida a nuestro centro, y también ha subido el valor del envase; sin embargo, la ficha de costo sigue invariable”.
El sinsabor no es nuevo. Hace casi un lustro los conserveros avileños planteaban similar inquietud, y Trabajadores publicada el siguiente ejemplo: El colectivo laboral logró crecimiento de la producción mercantil en el 2011, pero tuvo pérdidas, debido a transferencias de recursos hacia otras unidades del sector…
Aunque se realizó la reestructuración de la Unión Nacional que pasó a ser empresa, las entidades provinciales a Unidades Empresariales de Base, y las fábricas a establecimientos, el sistema de industrias conserveras no ha logrado “enlatar” viejos problemas para dale una solución definitiva.
Y una demostración de ello son los líos de la actual temporada tomatera que contrasta con los bellos paisajes del montañoso municipio avileño de Florencia.