Icono del sitio Trabajadores

El plan de la economía y su presentación

Que los trabajadores conozcan el plan de la economía o el presupuesto de su entidad para el año es una decisión acertada que redunda beneficiosamente en un mejor comportamiento de los indicadores principales y en una participación más activa de quienes tienen la responsabilidad, desde cada puesto, de materializar los propósitos.

Mucho se ha insistido —con sobradas razones— en que cada quien debe dominar qué le corresponde hacer, de manera individual, para que su centro laboral cumpla, lo que posibilitará, de conjunto, el crecimiento del 4 % del Producto Interno Bruto que se ha propuesto el país.

Algunos reportes publicados por estos días dan cuenta de la realización de asambleas de presentación del plan y el presupuesto caracterizadas por análisis profundos sobre la objetividad de las cifras previstas; los aseguramientos, fundamentalmente de materias primas, y las acciones a ejecutar para terminar el año con un comportamiento caracterizado por la eficiencia y la eficacia.

Sin embargo, no creo que ese comportamiento sea generalizado, porque en no pocos análisis a los que he asistido han criticado la realización de encuentros con una preparación inadecuada por parte de las direcciones administrativas y sindicales, entre otros factores negativos. Cuando sucede de ese modo, se pierde una oportunidad preciosa de valoración y de alerta de situaciones que pudieran presentarse.

Tampoco en todos los centros los trabajadores conocen con exactitud qué le corresponde hacer a cada uno para aportar al cumplimiento de los indicadores principales, entre los cuales no puede faltar el ahorro, por supuesto. Mecanismos burocráticos que se traban impiden que cada quien, al comenzar su jornada laboral, sepa con exactitud lo qué debe realizar, cuánto tiene que aportar…

Por otro lado, de nada vale realizar tan importante proceso de presentación y análisis si no se escuchan las opiniones y tampoco hay oídos receptivos para adecuaciones imprescindibles que deben realizarse o la enmienda de algún error. Conozco un colectivo de un central azucarero cuyos integrantes han planteado en más de una ocasión que no resulta adecuada la asignación de un plan de generación de energía superior a la capacidad instalada, porque técnicamente es imposible. Todos están afectados salarialmente por el incumplimiento reiterado y que no es responsabilidad de ellos. Sin embargo, el ajuste lógico e imprescindible no ha llegado y la cifra persiste, en detrimento también de la motivación de quienes laboran en esa área.

Si de analizar se trata, como es el propósito esencial en este caso, las explicaciones y las respuestas no pueden demorar tanto, debido a los entuertos de los mecanismos de elevación, consideración y aprobación de un asunto.

La asamblea debe constituir también el momento adecuado para razonar, con la mayor objetividad, cómo erradicar las pérdidas en la gestión de las entidades. En el año 2014 cerraron con ese mal 151 empresas en todo el país, con un saldo financiero acumulado de 439 millones de pesos. Hubo, además, 320 que pagaron 189 millones de pesos en salarios sin el indispensable respaldo productivo. Ese comportamiento resulta insostenible para la economía del país.

Hay otro elemento muy significativo. En no pocas centros se han pospuesto los encuentros para la presentación del plan de la economía o el presupuesto porque las cifras no están desagregadas. ¿Cómo entender eso? Una razón es suficiente para que no suceda de esa manera: las propuestas se realizan con casi un año de antelación y las cifras globales para el país son aprobadas en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular del mes de diciembre. ¿A qué responde esa tardanza que provoca, en la práctica, que durante todo un trimestre se trabaje a ciegas porque las direcciones administrativas y los colectivos no saben qué les corresponde hacer?

Especialistas consultados al respecto consideran que “lo más lógico es que los trabajadores puedan comprometerse con el plan y cuenten con el aseguramiento apenas comience el primer día del año, y aunque el esfuerzo ha favorecido un acercamiento entre la fecha en que se emite el plan y el presupuesto y la presentación, lo cierto es que persisten insuficiencias de carácter organizativo”. Otros consideran que el análisis pudiera realizarse el último mes del año, a partir del proyecto de cada área de responsabilidad.

En sentido general, el proceso es bienvenido porque contribuye a fortalecer el papel y la acción de los trabajadores en función de la producción y la calidad de los servicios. No obstante, requiere todavía de no pocos ajustes.

Compartir...
Salir de la versión móvil