“El control interno no es solamente detectar presuntos hechos delictivos o de corrupción, sino prevenir y gestionar mejor las entidades”. Esa es la primera aclaración que hace Ileana Calvo González, contralora jefa de la dirección que atiende organismos sociales y presupuestados, cuando inicia el diálogo con Trabajadores sobre el papel de los mecanismos de supervisión que se han desplegado en Cuba junto con la actualización del modelo económico.
La obra fiscalizadora de la Contraloría General de la República ha generado su imagen más recia, pero relacionar su trabajo solo con las auditorías implica obviar principios impulsados por ese órgano que podrían evitar muchos de los problemas detectados en cada inspección.
“El ambiente de control es uno de los componentes esenciales para un funcionamiento organizado de las entidades. Manuales, procedimientos y resoluciones permiten establecer qué es lo correcto y lo incorrecto, para así actuar preventivamente”, insiste Calvo González.
La evaluación y capacitación sostenida de los trabajadores constituye otro de los principios preventivos del control interno en el país. “Una de las causas más recurrentes en los hallazgos detectados por nuestras acciones es que el personal desconoce las regulaciones existentes para determinadas temáticas. Si se promueve la superación se facilita que el trabajo sea superior, no tenga errores, no haya indisciplinas”, razona.
El sistema establecido desde la Contraloría pretende también superar la práctica mantenida durante años de no establecer claramente atribuciones y responsabilidades en cada puesto de trabajo. “Un individuo no debe centrar todas las tareas vinculadas a un proceso, porque puede tener fallas y con la vorágine propia del día a día dejar de verlas. Que lo controlemos no significa que desconfiemos; al contrario, lo estamos protegiendo porque en un momento determinado si se equivoca y no tiene una contrapartida, continúa el fallo”, argumenta.
“Una información oportuna y confiable también es preventiva, insiste la contralora. Cuando llega el cierre del mes y en el análisis del combustible se aprecia que los vehículos vinculados a la administración consumen más que los vinculados a la producción, esa información obliga a tomar una decisión para que no se afecte la actividad fundamental; y eso previene problemas”.
Apoyarse en el auditor interno es la mejor opción de las administraciones en el manejo de su control interno, opinan en la Contraloría. “No es lo mismo que el problema de su casa lo detecte usted a que se lo detecte otro; y ese es el papel del auditor interno”, reflexiona Calvo, antes de agregar: “Las áreas económicas contables están muy deprimidas, y nosotros siempre pedimos a las administraciones que las apoyen. Hemos visto que se avanza en darles los recursos que necesitan para trabajar, priorizarles la capacitación y reconocerlos moralmente ante el colectivo. Porque cuando hay alguna acción de supervisión y se sale mal, muchos trabajadores piensan ‘el área económica trabajó mal’, y no es así. La contabilidad es el reflejo de todas las operaciones que se realizan en la entidad, que mueren allí, en datos y procedimientos”, reflexiona la funcionaria.
Guía de Autocontrol: una herramienta útil
Desde el 2011 la Contraloría General de la República emite oficialmente una Guía de Autocontrol, herramienta que como su nombre lo indica ofrece pautas generales para que sean los propios organismos quienes se verifiquen antes de recibir una inspección externa.
“Los organismos que mayor cantidad de problemas presentan en nuestras comprobaciones son aquellos que menos aplican la Guía de Autocontrol”, asegura Sonia Sardiña Miranda, auditora supervisora de metodología e inconformidades en el órgano estatal.
“Anualmente hacemos un resumen de la información de todos los organismos sobre la aplicación de la guía. Ya se está aplicando en la mayoría de las entidades y lo que nos manifiestan es que ha sido de gran ayuda”, insiste.
“Nos encontramos casos donde la aplicación de la guía no ha sido seria, y luego una acción de control demuestra que habían sido paternalistas en sus análisis”, agrega por su parte la contralora Ileana Calvo. “Por eso nos parecen muy positivas experiencias de algunos organismos que se ‘cruzan’ la aplicaciones de la guía de autocontrol unos a otros”.
Al cabo de nueve años de comprobaciones al Control Interno en todo el país, las representantes de la Contraloría aprecian logros: “Las administraciones ya están sensibilizadas con la cultura de la prevención y el control. Pueden existir algunas que no lo hagan con transparencia, pero no es la mayoría.
“Como mandato nos toca controlar, pero creemos que en prever está el arte de salvar”, concluye la contralora jefa, evocando otra de las muchas frases martianas que ha encontrado, esta vez, profundo sentido en la función de este órgano del Estado cubano.