Luego de varios días conociendo, escuchando, preguntando… la delegación de la Confederación Nacional de Trabajadores de Noruega (LO) que por estos días recorrió centros laborales de la provincia de Sancti Spíritus y de La Habana, está de regreso.
Horas antes de tomar el avión confesaron estar gratamente impresionados por el “proceso de cambios importantes para el futuro económico, político y social” que vive la isla, y también por su gente “amable, delicada, hospitalaria y consciente de la política que necesitan para defender la soberanía y la independencia de Cuba frente al bloqueo de Estados Unidos”.
Conversar con seis de los siete representantes de la LO de las provincias de Trondheim y Mo I Rana fue una oportunidad para conocer de sus luchas y preocupaciones:
“El movimiento sindical en Noruega se inició en 1899 —explicó John Peder Denstad, presidente de la LO de Trondheim—. Hoy nuestra lucha es por salarios justos, jornadas adecuadas, puestos laborales fijos y pleno empleo. También tenemos ojos para mirar hacia afuera y apoyar al sindicalismo internacional.
“Uno de los desafíos es frenar a las fuerzas derechistas que tratan de debilitar el movimiento en todo el mundo, ellos atacan el convenio colectivo porque es nuestra herramienta básica y van contra los principios del estado de bienestar”.
Para Atle Hiller, a cargo del proyecto de colaboración con Cuba en Mo I Rana, es preocupante que “el Gobierno de Noruega pretenda privatizar parte del patrimonio estatal: Eso ha sucedido con el ferrocarril, por ejemplo. Para nosotros ha comenzado una lucha que Cuba libró en 1959 al nacionalizar sus empresas. Los altos estándares de vida de Noruega están en peligro debido a que los poderes políticos actuales pretenden entregar parte del patrimonio del Estado a particulares”.
Hugo Sandoval, chileno de nacimiento pero noruego luego de 27 años en esa nación, considera que el accionar sindical tiene además dos sectores vulnerables: las mujeres y los inmigrantes.
“Exigimos igualdad de derechos para hombres y mujeres, e integración plena para los más de 400 mil trabajadores extranjeros que hoy laboran en Noruega, país que tiene unos 5 millones de habitantes”. Según Terje Kalheim, de la oficina de relaciones internacionales de la dirección nacional de la LO, Francia tiene un 5 % de trabajadores sindicalizados; Estados Unidos, el 10 %; y Noruega el 50 %; cifras que Abdelkim Essahli, representante de la confederación de Trondheim, considera insuficientes: “En la base hay que trabajar duro para conseguir nuevos miembros”.
“El estado noruego tenía el control de las ofertas de trabajo en todo el país —explicó John—. La policía y los sindicatos velaban porque se cumpliera lo regulado en los convenios colectivos. Hace 15 años esa realidad cambió, se establecieron oficinas para desempleados y actualmente tenemos la mayor cifra de violaciones y quejas por maltrato. Los dueños, solo por concepto de evasión de impuestos y del pago al seguro social de sus trabajadores, deben 150 millones de coronas noruegas (más de 17 millones de euros), lo que equivale a un 5 % del presupuesto nacional”.
“En Europa la confederación sindical más fuerte es la LO, sin discusión —argumentó Sandoval— y eso se debe a que su trabajo parte de la alianza entre el Gobierno, el empleador y el sindicato”.
¿También beneficia a los no sindicalizados?
“Las leyes laborales noruegas tienen como principio básico que el convenio beneficia a todos” —explicó John—. “Pasajeros sin boletos”, les dice Sandoval. La “diferencia solo está en el apoyo que brinda la LO cuando hay conflictos laborales” —apuntó Terje.
Noruega tiene una lista de empresas “explotadoras y transgresoras de la ética laboral” donde aparecen compañías como Wallmart y otras. ¿Cómo funciona esto?
“Sí, existe una lista de empresas que no respetan la legislación y los convenios —explicó Atle Hiller. El sindicato puede identificar y enfrentar rápidamente las violaciones cuando se trata de grandes empresas, pero las pequeñas son como piratas, emplean por un tiempo corto entre 10 y 100 personas, y no respetan lo establecido en cuanto a condiciones de trabajo, sueldos y seguridad laboral”.
“Hace unos años el sindicalismo descubrió que había una empresa construyendo unos almacenes con trabajadores inmigrantes, españoles casi todos —relató Sandoval—. Tenían salarios por debajo del mínimo. Un representante de LO los denunció y la empresa tuvo que ofrecer disculpas e indemnizar a los obreros; algunos ya estaban de regreso a sus países de origen”.
“El sindicato de trabajadores del turismo de la zona donde yo vivo —contó John— emite una lista con los servicios que ellos recomiendan usar y en ella aparecen los dueños que pagan sus impuestos, el seguro social, y respetan el convenio colectivo”.
“Noruega no es un infierno para el trabajador, casi no existe otro país que tenga tantos derechos formales como el nuestro, argumentó Terje. Naciones Unidas nos ha reconocido como uno de los países que brinda condiciones de vida más estables y seguras a los ciudadanos. Pero tampoco es el paraíso”.
¿Cuál es el rol de los sindicatos en ese contexto?
“Es interesante preguntarse cuál es el papel de los sindicatos en una sociedad donde los derechos están bien establecidos —reflexionó Sandoval—. Se trata de ser veladores, hay empresas multinacionales privadas y un Gobierno derechista que comparten el propósito de desmantelar la fuerza de los sindicatos”.
¿Reciben el mismo sueldo las mujeres que los hombres?
“Por ley sí, en la práctica no —respondió John—. Como promedio el hombre gana más. Por ejemplo, a la hora de escoger una carrera de tres años, las mujeres optan más por enfermería que los hombres; mientras que con las de ingenierías sucede lo contrario. Luego, en el ámbito laboral, el pago promedio es mayor para los ingenieros que en el sector de la salud. Es un desafío cambiar esa realidad”.
“El tema de la discriminación a la mujer es un problema cultural y también político, por eso es importante seguir esa lucha”, ratificó Sandoval.
Recientemente la LO propuso al Contin gente Internacional de Médicos Especializa dos en Situaciones de Desastre y Graves Epi demias, Henry Reeve, al Premio Nobel de la Paz 2015. ¿Qué razones argumentaron?
“En Trondheim tenemos un fuerte trabajo de solidaridad con Cuba desde hace seis años —relató John—. Nos ha conmovido el trabajo de la brigada Henry Reeve en catástrofes naturales en Pakistán, Guatemala, Haití… y ahora su respuesta ante la epidemia de ébola en África.
“Durante la reunión anual de sindicalistas noruegos en nuestra provincia, donde participaron 619 delegados de todo el país, aprobamos una moción que destaca la labor de estos médicos y los nominamos al Premio Nobel de la Paz 2015. Las formalidades de esta presentación irán a través del Congreso. Ingunn Gjestad, representante del Partido Socialista, es la encargada de apoyar y defender la iniciativa ante el Parlamento y el Instituto Nobel. Los argumentos de la Confederación de Sindicatos acompañarán la nominación.
“Consideramos que esta propuesta ha llegado en el momento adecuado, pues autoridades a nivel mundial y hasta del Gobierno de Estados Unidos han reconocido la labor desplegada por la brigada. Esto legitima nuestra propuesta”.
“Esperamos que esta iniciativa sirva además para acabar de eliminar el bloqueo de Estados Unidos —reiteró Atle Hiller—. No se explica su permanencia. El movimiento sindical debe tomarle la palabra a Barack Obama, quien ha hablado de mejorar las relaciones con la isla, y presionarlo para que haga realidad sus ideas. Noruega también debe impulsar sus relaciones económicas y comerciales desde Europa, sin poner condiciones ni criticar las decisiones soberanas de Cuba”.