Hacía mucho rato que no veía el Prado capitalino como este 22 de febrero, repleto de personas para esperar una caravana ciclística que sigue llenando espacios de emociones, ahora con el triunfo de José Mojica en el Clásico Nacional Guantánamo-La Habana, aunque Arnold el Chiqui Alcolea entró primero en el Capitolio.
Desde que salimos de Matanzas nadie albergaba dudas de que el ritmo de pedaleo no sería tan intenso, aunque la lucha por las clasificaciones de montaña y sprint aún animaría la carrera en las metas volantes y el premio de montaña en la Loma de la Candela.
Y así mismo ocurrió. “Piki, intentaré ganar todas las intermedias y espero que lo escribas”, me dijo Yasmani Estupiñán, quien lo cumplió en Güines, San José de las Lajas, y Vía Blanca y Primelles, pero no le alcanzó para desplazar al guantanamero Onel Santa Clara como campeón de sprint, pues este se coló segundo par de veces y le aventajó por un punto.
En cuanto al ascenso, Alcolea rompió el abrazo con Yennier al cruzar primero que el granmense en la cima ubicada en el kilómetro 55. Luego, sus piernas le respondieron como un consagrado y se fugó en solitario en la primera vuelta del circuito para dejar a sus espaldas al resto de los 71 corredores que llegamos a la meta final. “Piki, desde que me levanté quería entrar primero en la capital y lo cumplí, además de llevarme la camiseta verde de la montaña. No gané el Clásico, pero ya estoy preparándome para la Vuelta a Cuba del próximo año”, me comentó el santiaguero, cuarto en la general individual, pero uno de los dos ciclistas que ganó par de etapas.
Tras un abrazo y la sonrisa compartida con su esposa, madre e hijo (de apenas 18 días de nacido), pude finalmente felicitar a Mojica, el hombre más reverenciado en este certamen.
“Piki, salí a buscar esta camiseta amarilla desde el primer día y aunque pasé por momentos difíciles cumplí el sueño más grande de cualquier ciclista”, me aseguró al tiempo que firmaba sus primeros autógrafos y recordaba la victoria en la Gran Piedra y la fuga de la primera jornada en el circuito de Guantánamo, claves para ser monarca.
Al cansancio normal de ser ciclista-periodista debo sumar ahora mis consideraciones finales de una lid que se diferencia de la Vuelta a Cuba por la ausencia de equipos internacionales y de premios en metálico, así como por su no inscripción en el calendario de la Unión Ciclista Internacional.
Sin embargo, el ensayo o antesala de nuestro principal giro —debe regresar definitivamente en el 2016— quedó casi perfecto, con buena rivalidad, organización eficiente y apoyo total de los gobiernos provinciales. Reconocimiento inmenso para veteranos como Joel Solenzal, tercero en la general, y jóvenes con un talento natural como Víctor Orta, José Luis López, Yasmani Viamontes, César Rodríguez y el propio Onel.
“Piki, ¿y cuándo por fin vas a ganar una etapa?”, me preguntaron varios pedalistas en la retirada a la casa. Solo atiné a decirles que el Clásico Nacional era otra página de nuestro ciclismo de ruta vencida con el corazón. Los triunfos de Piki llegarán algún día.
Resultados de la 12ma. etapa: Arnold Alcolea (SCU) 3:21:03, Yasmani Martínez (ART) 3:21:07, Leandro Marcos (LHA) 3:21:09.
Clasificación Metas volantes: Onel Santa Clara (GTM) 26 puntos, Yasmani Estupiñán (MTZ) 25, Lisuandi Alonso (VCL) 9.
Premio General de Montaña: Arnold Alcolea (SCU) 34 puntos, Yennier López (GRA) 32, José Mojica (ART) 26.
General individual: José Mojica (ART) 32:53:32, Yennier López (GRA) a 1:43 minutos, Joel Solenzal (SSP) a 3:10 minutos.
Por equipos: Matanzas 97:31:06 horas, Artemisa a 15:14 minutos, Sancti Spíritus a 25:37 minutos.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.