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Un cuarto de siglo para el centro Hermanos Loynaz

El Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz de Pinar del Río festejó sus 25 años. Fotos: Del autor
El Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz de Pinar del Río festejó sus 25 años. Fotos: Del autor

La doctora María Dolores Ortiz Díaz camina lentamente y sonríe por los salones del Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz de Pinar del Río. Viene a festejar, como invitada especial, el cuarto de siglo de la fundación de la institución, poseedora de una biblioteca, casa-museo y sello editorial, para promover la vida y obra de una familia ilustre de la cultura cubana.

“Desde sus inicios siempre he pensado que en todas las provincias del país hacen falta centros como este, consagrados a promover la cultura, en este caso, dedicados fundamentalmente a la difusión de la obra de ellos”, afirma Ortiz Díaz, rostro cotidiano en la televisión nacional por su programa Escriba y Lea.

La casona grande, de fachada con aires neoclásicos, conmemora un aniversario más, este 19 de febrero, de su inauguración en 1990 con la presencia de la más recordada y reconocida de la estirpe familiar, la  Premio Miguel de Cervantes de 1992, Dulce María Loynaz.

La casona guarda objetos personales, muebles, fotos, estatuas y una valiosa colección de 2605 libros que pertenecieron a los hermanos Loynaz.

Tesoros literarios y personales

En el interior de la vetusta construcción sus interiores un tesoro invaluable de objetos personales, muebles, fotos, estatuas y piezas de porcelanas pertenecientes a la familia. En sus paredes cuelgan retratos y los innumerables reconocimientos merecidos que recibiera Dulce María.

Entre tantas reminiscencias históricas, ocupan un lugar especial los 2 mil 605 libros. En sus estantes se exhiben ejemplares raros y valiosos, como las colecciones El Tesoro de la Juventud, la Biblioteca Universal Ilustrada y la Colección Hispanoamericana.

“Ellos son algo más que un patrimonio nacional y no solo por el caso de Dulce María; también por el padre, el mayor general del Ejército Libertador Enrique Loynaz del Castillo, con su obra monumental Memorias de la Guerra, la cual Dulce María completó, así como sus hermanos Enrique y Flor. No se conserva nada de Carlos Manuel, quien se suicidó joven, pero ella lo calificaba como el más talentoso de todos”, añade la doctora María Dolores.

Más que un museo

La doctora María Dolores Ortiz destacó la importancia del centro para la preservación de la obra de la familia Loynaz, en especial de Dulce María y su importancia para la cultura nacional.

Cada espacio de la casa posee un nombre relacionado con un poema de la obra de los hermanos: galería Azul, patio La Piedra, patio de Los Poemas del Amor y el Vino, y el patio de los Poemas sin Nombre. Pero la casona rebasa su dimensión original para ser algo más.

“Dejó de ser un centro de literatura para convertirse en un centro cultural”, dijo Luis Enrique Rodríguez Ortega, el director.

En su interior han comulgado y comulgan las distintas facetas de la vida cultural de la provincia. Ediciones Loynaz, la editorial, es responsable de la publicación, además de la obra de Dulce María y estudios sobre la misma, de varios autores del territorio.

Su prestigio se extiende al país y no por casualidad el pasado año, en la edición número 26 del prestigioso concurso de literatura homónimo de la institución, se presentaran unas 113 obras presentadas provenientes de toda Cuba.

Algunos confiesan una deuda de gratitud con la institución, una deuda por las enseñanzas y el conocimiento, entre ellos la intelectual Ortiz, afable y sonriente, quien espera que aquí se continúe trabajando dentro de otros 25 años.

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