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Sentado tras la banca de Capitalinos, este sábado 14 de febrero de 2015 Rainel Panfet no cesaba de dar orientaciones en voz alta. El día anterior el director técnico había sido expulsado junto a uno de sus jugadores estrella, pero con un récord al alcance de la mano Panfet no se permitía estar lejos de sus hombres ese día.
Hasta aquel momento el equipo habanero había eslabonado una cadena de 19 triunfos al hilo, suficientes para igualar la marca conseguida por los Búfalos Avileños en 2005, cuando culminaron invictos. Y para imponer una nueva marca solo restaba eliminar por cuarta vez en el torneo al difícil Artemisa, comandada por el mejor anotador de la Liga: Osmel Oliva, 20.1 puntos por encuentro.
Sin embargo, como resultado de un incidente disciplinario en el partido del viernes, Capitalinos no contaría con Lisván Valdés (escolta de la selección nacional) ni con su DT. Por eso, vestido de blanco como siempre, Rainel estaba en el primer escalón de las gradas, a pocos centímetros del tabloncillo y respirando en la nuca de los suyos.
Minutos después del pitazo final, Orestes Torres —uno de los más experimentados jugadores de la capital cubana— explicaría que “la presión por el récord siempre existe, aunque nos apegamos a la estrategia que se había trazado”.
Lo cierto es que la vigésima victoria de Capitalinos (84-70) en la Liga Superior de Baloncesto (LSB) 2015 no fue un paseo de rosas. Contrario a lo que había sucedido como norma, al iniciarse el último cuarto del choque la ventaja en el marcador para los líderes del certamen apenas era de 63-56.
Mas, el excelente juego de Allens Jemmott y la profundidad de la banca azul fueron decisivos en los diez minutos finales, pues allí los habaneros despegaron en la pizarra y se llevaron el parcial 21-14, sellando una nueva marca en historia de la LSB.
Jemmott, con 21 cartones en la individual, dos asistencias, tres rebotes e idéntica cifra de robos de balón, resultó el hombre más valioso para Capitalinos y pieza clave en este récord. Sin contar que se mantuvo en la cancha por 32 minutos.
A inicios de la temporada Panfet había asegurado que Jemmott “es un jugador que inspira respeto y liderazgo en la cancha; respetado y temido por sus rivales y que debe ser una pieza fundamental en nuestras aspiraciones de conseguir la corona”. Sin duda, los resultados del refuerzo matancero, ya son palpables. Un jugador como Jemmott es un lujo, no importa desde el ángulo en que se mire.
Pero regresemos al partido. Este sábado Artemisa hizo lo que pudo, pero ante un equipo superior eso un suficiente, como tampoco bastó el despliegue ofensivo de Oliva (26 puntos, tres rebotes, cinco asistencias y tres recuperaciones), la marca a presión o el intento por ahogar la circulación de los balones de Capitalinos.
Por otra parte, el juego colectivo de los vencedores fue muy superior al de los artemiseños. Si bien bajo las tablas ambas selecciones recuperaron 24 balones, por otra lado Capitalinos repartió 19 asistencias, recuperó 18 pelotas y perdió 12, en tanto sus oponentes de turno acumularon nueve asistencias, ocho recuperaciones y 16 pérdidas.
Justo ahí se inclinó la balanza del encuentro: mientras los giraldillos han estructurado un elenco sólido basado la profundidad de su plantilla, Artemisa lo apuesta todo a su líder.
Cuando solo restan ocho encuentros en la etapa regular de la LSB son muchos los que se atreven a soñar con el invicto, una meta que no desvela a los integrantes del conjunto, para quienes hay una meta muy bien definida: la séptima corona. De no conseguirla, estas escalas previas —incluidas el récord y las jugadas espectaculares— no significarían nada.
