Balada para Quasimodo1 es el título de una muestra de Outsider art —también conocido como Arte singular—, producido por la familia Ortiz García —madre (Adria), e hijos (Rafael y Clara)— que se encuentra en la Galería Luz y Oficios, del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, en La Habana Vieja, bajo los auspicios del novel Proyecto Artístico Cultural Marea Verde, creado hace alrededor de un año e integrado por reconocidos pintores, críticos, curadores y especialistas.
Concebido con el fin —no lucrativo— de promocionar las artes plásticas y visuales, con artistas autodidactos y graduados; así como el arte contemporáneo en todas sus modalidades, Marea Verde ha realizado un amplio programa de investigaciones en torno a las diferentes expresiones iconográficas que conforman el variopinto universo de la plástica nacional, haciendo énfasis en el quehacer de aquellos creadores de diferentes regiones del archipiélago cuya obra es desconocida, conjunto entre los que se encuentran los exponentes del movimiento Outsider art o Arte singular, en el que clasifica la creación pictórica de la familia Ortiz García.
Mientras que el Art Brut es un término acuñado en 1945 por el pintor y escultor francés Jean Dubuffet (Le Havre, 1901-París, 1985) para clasificar el arte creado por personas sin formación académica y no tamizado por la cultura artística y la academia; el Outsider art o Arte marginal fue definido en 1972 por el crítico Roger Cardinal, y abarca una gran parte del que refleja estados mentales extremos, idiosincrasias particulares o mundos de fantasía complejos, a veces con un carácter violento, escandaloso y provocativo.
Ambas tendencias están íntimamente emparentadas entre sí y con el arte naíf. Se trata de trabajos que surgen sin que los artistas hayan establecido previamente algún tipo de contacto con las instituciones o la enseñanza artística. Por lo general, sus cuadros responden a fuertes motivaciones íntimas, y para ello acuden al uso de los más diversos materiales y técnicas, en algunos casos realmente insólitos.
Los artistas de la familia Ortiz García trabajan con lápices de colores, plumones, pintura acrílica, técnica mixta, tintas y todo cuanto les pueda producir algún efecto pictórico, en soportes variados como el cartón, la cartulina y el lienzo. Aunque viven en el mismo domicilio, cada uno posee su propio lenguaje artístico, esencialmente fundado sobre el expresionismo figurativo. Balada para Quasimodo es una exposición cuyo lirismo gráfico revela actitudes, emociones y sentimientos que emanan desde la conciencia de sus autores, quienes exteriorizan dolores, anhelos, frustraciones, sueños y quimeras, en una suerte de exorcismo en la que enlazan al hombre con su entorno real y psicológico.
Adria, con sus 90 años de edad, sorprende con sus paisajes agrestes y animales prehistóricos que colman un cosmos abundante en flora y fauna. Sus ciudades fantasmales detrás de grandes lagos, mares o ríos exaltan escenas bucólicas en las que sobresale el dominio del color (tintas), a través de dibujos delineados que aluden a extrañas y fantásticas geografías que no son más que testimonios de su extravagante mundo de utopías.
Por su parte, Rafael confirma su orientación estética Outsider art, con sus escenas marinas, habitadas por una infinita variedad de peces de diferentes tamaños, protagonistas de un ilusorio universo en el que igualmente conviven algas y corales; amén de sus coloridos parques explícitos de una alegría exaltada mediante el uso de vivos colores, sobre todo en sus enjundiosos jardines poblados por mariposas, pájaros y flores, en una especie de canto a la vida, de elegía a la naturaleza y a la necesidad de su preservación. En sus cuadros asimismo utiliza el colaje, el cual puntualiza una potente expresividad pictórica que rehúye el barroquismo, dejando espacios en blanco bien pensados, con los que busca “el descanso” de los ojos del observador. Sus trabajos merecen especial atención dentro de su estética y formalidad.
Las piezas de Clara refuerzan la meditación, es decir, denotan un universo iconográfico más elaborado, pensado desde la altura de sus inquietudes ideoestéticas, consciente de lo que se propone con su arte y hasta dónde quiere llegar, a sabiendas de lo que quiere, orientándose hacia una pluralidad gráfica más indagadora y suspicaz. En sus creaciones puede advertirse que posee conocimiento sobre determinados códigos estéticos, los cuales maneja con total desenfado.
1Quasimodo es el personaje principal de la célebre novela Nuestra Señora de París (Notre-Dame de París, en francés) escrita en 1831 por el poeta, dramaturgo y escritor romántico francés, Víctor Hugo (Besanzón, 1802-París, 1885).