El día en que las direcciones administrativa y sindical los convocaron, en los trabajadores de la unidad empresarial del mueble Calixto Sarduy, de Las Tunas, creció su sentido de pertenencia y se sintieron más comprometidos con la gestión productiva.
“Soy miembro del movimiento de mujeres creadoras y de la Anir del centro. En el llamado vi otra oportunidad de aportar al cumplimiento del plan”, comenta la auxiliar de limpieza Emaura Vargas Pérez y muestra satisfecha su obra.
“Es una zapatera y el prototipo ya tiene la aprobación para producirlo en serie”, dice satisfecha y agrega: “Aunque los especialistas de diseño le hicieron algunas mejoras funcionales, conserva la esencia de mi propuesta”.
“Ante la invitación la respuesta fue masiva y como resultado fabricamos mesas para computadoras, camas, escurridores, sillas, juegos de sala, multimuebles, repisas, portatazas, mesitas de noche y otros útiles del hogar”, abunda Luis Cruz Ortiz, secretario del buró sindical.
Y como valor indiscutible, cada artículo, llevado a los mercados industriales a precios módicos pactados, tiene en su concepción el atributo del ingenio colectivo que los acerca a necesidades conocidas de la población, porque su concepción tiene el sello del devenir cotidiano de las familias tuneras.
Razones que convocan…
“El año pasado solo recibimos el 40 % de la materia prima demandada, y ante esa situación abrimos nuevos espacios de participación a todos los trabajadores con el objetivo de sumarlos a la búsqueda de soluciones al reto que imponían los desabastecimientos”, argumenta el ingeniero Ólmedo Rojas Ching, director general de esta UEB, conocida como Ludema en el mundo empresarial cubano.
“No queríamos utilizar la interrupción laboral de paliativo por la amenaza que significa a la estabilidad de la fuerza laboral”, comenta Ólmedo y explica que el proyecto consistió en generar la mayor cantidad de productos a partir de la reutilización de los sobrantes de los procesos principales y de otros no comprometidos con el plan, lo que permitió confeccionar esa gama de artículos de gran demanda popular.
“La decisión nos permitió reubicar en nuestros propios talleres a la casi totalidad de los trabajadores. Hubo interrupciones, pero nada fuera de lo normal”, sentencia el directivo.
Como anillo al dedo les vino a los trabajadores de esta entidad la aprobación de la Resolución 17 y de las medidas que favorecen una mayor autonomía de la empresa estatal socialista, principalmente las relacionadas con la ampliación y flexibilización del objeto social y la facultad para la comercialización de los excedentes productivos.
Esos cambios abren prometedores derroteros a las iniciativas creadoras y otros horizontes a la gestión empresarial, que aprovechados con tino y objetividad, sin descuidar el encargo estatal, contribuyen a la autogestión y robustecen el desempeño.
¿Los resultados?
“Esas iniciativas hicieron posible cumplir el plan al 105 %, equivalentes a 13,7 millones de pesos y alcanzar utilidades en el orden de los 3,7 millones, y permitieron satisfacer la demanda del turismo y de organismos como los ministerios de Salud y de Educación, entre otros. La población también tuvo beneficios”, remarca Francisco Diéguez Ponce, director de Contabilidad y Finanza en la industria.
Francisco exalta que la relación salario medio-productividad fue positiva y se comportaron al 124 y 132 %, respectivamente. Para este año el colectivo asume un plan de producción y ventas de 13 millones 835 mil pesos y “ahora los aseguramientos se comportan mejor que en similar etapa del 2014, lo que genera confianza entre los trabajadores y augura la posibilidad de alcanzar los 3,2 millones de pesos en utilidades”, confirma.
No se trata de batir palmas a las imprevisiones y a los desabastecimientos –que las direcciones administrativas tienen que evitar a toda costa-, pero respuestas como estas develan potencialidades muchas veces inexploradas en el entramado empresarial del país.