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Empresa Eléctrica de La Habana responde: ¿Cómo queda Noemí?

Noemí pagó mil 197 pesos en cuatro plazos y aunque en la investigación se comprobaron evidentes insuficiencias de la Oficina Comercial de Guanabacoa, no le han devuelto su dinero. Incluso dos trabajadores de esa entidad fueron sancionados por su mal trabajo. Foto: Agustín Borrego
Noemí pagó mil 197 pesos en cuatro plazos y aunque en la investigación se comprobaron evidentes insuficiencias de la Oficina Comercial de Guanabacoa, no le han devuelto su dinero. Incluso dos trabajadores de esa entidad fueron sancionados por su mal trabajo. Foto: Agustín Borrego

 

A inicios de noviembre último y con el título de ¡Pague, luego reclame!, este semanario publicó un reportaje en que criticaba el desmesurado importe de las cuentas de consumo de electricidad de varios clientes del sector residencial en la capital del país.

A Agustín Bañal, de Plaza de la Revolución; Genoveva Susé, de Diez de Octubre, y a Noemí Guerra, de Guanabacoa, les llegaron cheques de consumo con cuentas excesivas y en los tres casos, al personarse en las organizaciones básicas eléctricas de sus respectivos municipios recibieron una misma respuesta: “Pague, luego reclame”.

¡Imagine usted tal situación si en su cheque de cobro mensual aparecen los mil 828 que le exigían a Bañal, los mil 197 que le pedían a Noemí o los 868 que debía pagar Genoveva!

En cumplimiento de una indicación de Alfredo López Valdés, ministro de Energía y Minas, con rapidez y con la firma del ingeniero Ricardo Mangana, director general de la Empresa Eléctrica de La Habana, recibimos respuesta, refrendada a su vez por Jorge Nieves Orta, jefe de la Oficina de Atención a la Población del Ministerio de Energía y Minas.

Ese organismo creó comisiones municipales para investigar los tres casos mencionados y responder a clientes y al órgano de prensa al respecto. Vale destacar que participé en el encuentro en la vivienda de Genoveva y quedé complacido con la respuesta ofrecida, sin duda amplia y profesional.

En los tres ejemplos, diversas razones incidieron para que los cheques a los clientes expresaran cuentas de infarto, más cuando el promedio de cobro de meses anteriores era muchas veces inferior.

En las conclusiones, la Empresa Eléctrica de La Habana califica con razón la queja de los tres clientes, “pues si se hubiesen seguido los procedimientos establecidos para estos casos, no habrían tenido que reclamar ni pagar lo que no debían. Nuestra empresa tiene en su política brindar un servicio con calidad, eficiencia y profesionalidad, que garantice la satisfacción y el bienestar social de nuestro pueblo, para lo cual están creadas todas las condiciones técnicas y organizativas”.

Por su mal trabajo fueron sancionados siete compañeros en los tres municipios: Maykel Batista, supervisor de Plaza de la Revolución, fue separado definitivamente de la entidad; Jorge Ignacio Molina, lector cobrador del mismo territorio, fue trasladado a otra plaza de inferior categoría por el término de seis meses y Alfredo Díaz, administrador de esa Oficina Comercial, fue amonestado públicamente.

Con la rebaja del 25 % de su salario fueron sancionados Yaimí de Armas, supervisora de lectura en Guanabacoa, y Yohany Turro, lector de la misma Oficina Comercial. Olivia Palomino, supervisora de lectura, y Dayron Pérez Noriega, lector, ambos de Diez de Octubre fueron amonestados públicamente.

¿Y quién le devuelve el dinero a Noemí?

Por suerte, como decimos en buen cubano, Bañal y Genoveva “plantaron” y finalmente su cuenta fue rectificada, pero a pesar de la seriedad del caso y que la respuesta a los clientes y a este semanario llegó con rapidez, esta adoleció de un gran defecto: es incompleta, pues Noemí Guerra, una de las afectadas, sí pagó y aunque en Guanabacoa fueron sancionados dos trabajadores y se reconoce con razón su queja, nadie le ha dicho que le van a devolver los mil 197 pesos que pagó en cuatro plazos, so pena de que le cortaran la electricidad.

No entendemos cómo suceden cosas así, a pesar de que la supervisora no cumplió con el procedimiento establecido al no exigir que se realizase por el lector el informe correspondiente en casos de exceso de consumo; incluso, conociendo a cuánto ascendía no lo entregó al especialista de inspectores para su revisión.

Luego de publicado el reportaje, la comisión investigadora correspondiente a Guanabacoa visitó la casa de Noemí en varias oportunidades y como no fue comprobada anomalía alguna en su reloj supusieron —¡qué barbaridad!— que la propia Noemí había intervenido en su reloj contador.

Así las cosas, Noemí espera porque le devuelvan su dinero. “¿Habrá solución?”, se pregunta.

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