Por José Jasán Nieves Cárdenas y Elisdanys López Ceballos
¿Será simple avaricia, afán de tomar la vía más rápida para superar años de bajos ingresos? ¿Qué lleva a un trabajador por cuenta propia a no declarar todos sus ingresos de un año? La respuesta puede ser muy evidente o variada, pero el fenómeno permanece, a pesar de que la Administración Tributaria insista en cumplir su función de apretar las tuercas de la disciplina fiscal en el país.
“La gente no declara lo que es porque te come el impuesto y no da para mantener al equipo y a ti”, asegura un chofer de auto de alquiler, de la ciudad de Sancti Spíritus, que prefiere reservarse el nombre.
“Aun cuando informamos una cifra ligeramente menor, el fisco viene por los cielos. Mire periodista, cuando haces un negocio es porque obtienes ganancias, pero la verdad es que a veces se les va la mano”, reitera.
Semejantes criterios esgrimen otros pequeños emprendedores, quienes se quejan además de los miles de pesos que les fueron requeridos por la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT), por considerar que eran “subdeclarantes”.
“A uno de mis clientes, dueño de un restaurante, le llegaron 33 mil pesos de subdeclaración en 2013”, comenta desde la provincia de Cienfuegos el abogado Eloy Viera Cañive, contratado en cinco ocasiones para litigar reclamaciones ante la ONAT.
Algo parecido vivió un chofer particular, entrevistado por Trabajadores en el capitalino Parque Central. “Ellos sacan sus cálculos como si uno anduviera todo el tiempo lleno”, se quejaba tras revelar que debió pagar 40 mil pesos reclamados por el Fisco.
Nadie puede gastar más de lo que ingresa
Ese es el razonamiento principal que emplean los especialistas de la ONAT para fundamentar sus presunciones de que un contribuyente no dice toda la verdad. Este año otra vez lo aplicaránen la fiscalización que acompaña el proceso de llenado de la Declaración Jurada (DJ) y el Pago de Tributos sobre los ingresos personales, que se extiende hasta el 30 de abril.
Para verificar la certidumbre de lo expresado por los contribuyentes, la ONAT aplicará lo que llama “ingeniería inversa de la DJ”, un procedimiento que consiste en pormenorizar los datos aportados por la persona más otros elementos que pueden entregar las entidades bancarias.
“El contribuyente está jurando los gastos y los ingresos que tuvo y nosotros sabemos también todos los impuestos que ha venido pagando”, comienza a explicar Reinaldo Alemán Mondeja, subjefe de la ONAT. “Si pagó por concepto de impuestos 100 pesos, tiene que haber ingresado más de 100 pesos. Si además dice que gastó 50 pesos, al menos debió ingresar 150 pesos. Pero si ingresa 150 y gasta 150, la relación es cero, ¡y nadie trabaja por cero!”, dice.
“Todo el que hace un negocio tiene una utilidad mínima y esa utilidad mínima tiene que ser, al menos, parecida a lo que recibe la mayoría de los trabajadores como ingresos en el mes (el salario medio). Por tanto, cuando se calculan los ingresos del contribuyente que le permitieron pagar los impuestos, cubrir gastos y obtener utilidades en el orden de los salarios medios del país; se aplica un razonamiento tras el cual podemos inferir si alguien subdeclaró”, revela Alemán Mondeja.
Siguiendo esa lógica, los especialistas detectaron en 2014 que el 60% de las 140 mil Declaraciones firmadas por cuentapropistas dejó de incluir parte de sus ingresos. Tras advertirle a los infractores y permitirles corregir su documento, la Administración tributaria recaudó 110 millones de pesos más. Esa confirmación fue la mejor prueba de que, por lo menos, el 30% de los contribuyentes no dijo toda la verdad.
Pero los datos revelan mucho más. De un 2013 a 2014 creció en casi 1000 millones de pesos los ingresos brutos declarados por trabajadores no estatales y además aumentó hasta 17 mil pesos el promedio de ingresos anuales jurados por cada firmante. La práctica revela mayor honestidad, pero todavía no toda,de acuerdo con el vicejefe de la ONAT:
“El monto de ingresos brutos promedio declarados, divididos entre 11 meses de trabajo (con un mes de vacaciones, y 24 días laborados cada mes) equivalen a que el emprendedor obtuvo 1500 pesos mensuales y 65 de venta diaria. Eso es evidentemente un síntoma tremendo de subdeclaración, porque todos nosotros conocemos los precios que tienen los servicios de los trabajadores no estatales”.
Proceso contradictorio que busca mejores rumbos
No obstante la coherencia de la argumentación oficial, hay ciertos elementos que tampoco pueden obviarse. Uno de ellos es que parte de los pequeños negocios emplean un capital para surgir que casi nunca proviene de los ahorros acumulados por las familias.
“Mi cliente debió emplear 16 mil CUC para acondicionar su restaurante. Las regulaciones para todos los cuentapropistas solo dejan tres meses libres de impuestos en el primer año y luego ya se asume que están generando ganancias, cuando en este caso no fue así”, reflexiona el abogado Viera Cañive.
El propio profesional señala que tampoco existe acceso a un mercado mayorista ni a mecanismos de facturación que permitan a los emprendedores mostrar una contabilidad certificada, y por tanto, están en desventaja a la hora de poder argumentar sus gastos.
Esa propia imposibilidad la reconocen los directivos de la ONAT, quienes decidieron emplear el método deductivo en la mayoría de sus fiscalizaciones (imaginar cuáles son los ingresos y los gastos), al no poder analizar documentos primarios en manos del titular de la licencia. El manejo más polémico fue el realizado en 2013, cuando un número mayor al 90% de las DJ fiscalizadas fueron reportadas como casos de subdeclaración.
“El ejercicio fiscal 2012, determinado en 2013, fue un proceso lejos de ser perfecto”, confirma la jefa del departamento jurídico de la ONAT, Sonia Fernández Ramírez. “En algunos casos es cierto que nos excedimos, pero nosotros rectificamos. (…) Entonces teníamos un objetivo único: `estremecer´ a los contribuyentes y demostrarles que la ONAT los estaba estudiando, porque durante mucho tiempo se estuvo sin sentir la presencia nuestra”, asegura.
Para los funcionarios aquella “sacudida” surtió efecto. “Por cada 100 reclamaciones que hubo en 2013, en 2014 solo se presentaron diez”, agrega el vicejefe Alemán. “El primer año fiscalizamos solo el 18% de dos actividades fundamentales, después el 93% de todas las actividades. Sin embargo el nivel de reclamaciones fue solo del 10% del año anterior. Eso demuestra que la estrategia seguida por la Oficina fue correcta y vamos a repetirla en 2015”, anuncia.
“Claro que existe subdeclaración, aunque yo siento que tiene que ver con el ansia de crecer económicamente que tiene la gente”, comenta el abogado cienfueguero.
“Nosotros no queremos que nadie pague más de lo que toca”, responde por su parte la vicejefa de la ONAT, Yamilé Fernández, con un pensamiento que dice no oponerse a la prosperidad, sino cuidar el cumplimiento de las políticas que buscan la redistribución equitativa de los ingresos en el país.
Quizás la nueva campaña de Declaración Jurada y Pago de Tributoslogre que sin tener que apretar demasiado la tuercadecrezcan los que quieren pasarse de rosca. Es el propósito, como también tendrá que serlo la promoción de mecanismos para ganar en legalidad y éxito en las nuevas formas de gestión económica.