Susana Torres Salazar, amante de la enseñanza primaria y maestra de profesión, perdió su voz a principios del 2010: “Era enero cuando de repente comencé a escucharme de forma distinta. Sentía resequedad en la garganta y carraspeo; se lo achaqué al invierno que corría por esos tiempos, además del uso excesivo de la tiza”.
Transcurrido un mes, la educadora mantuvo su vida laboral, a pesar de no poder dirigirse a sus alumnos de la misma manera que acostumbraba. Fue cuando Susana decidió ir a una consulta de otorrinolaringología para descubrir el misterio de su duradera ronquera. Luego de una evaluación, el médico le diagnosticó laringitis nodular.
Esta paciente ignoraba que los nódulos vocales, como también se les conoce, están incluidos en la lista de enfermedades profesionales, y que principalmente aquejan a aquellas personas que laboran con su voz.
El doctor Luis Manuel Torres García, otorrinolaringólogo del Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores (Insat), explicó que el padecimiento aparece cuando existe una inflamación de la laringe (la caja de voz que contiene las cuerdas vocales en la parte superior del cuello).
“En la mayoría de los casos es causada por una infección del tracto respiratorio superior, debido a la demora de los enfermos en acudir al médico. Por lo general, es indolora y no tiene síntomas propios de infección”, explicó Torres García.
Argumentó que es importante el diagnóstico temprano de enfermedades de origen ocupacional no solo para las personas que las padecen sino además para el resto del colectivo laboral. El pesquisaje sistemático de todos los trabajadores contribuye a detectar quiénes pueden presentar un problema a largo plazo, para tomar las medidas que minimicen o eliminen los factores causales.
Grupo de prioridad
De acuerdo con los especialistas, los más vulnerables a la enfermedad son los cantantes, actores, locutores, recepcionistas y educadores. Se ha comprobado que es un inconveniente para las personas que fuman, beben alcohol en exceso, trabajan con polvos o productos químicos irritantes, como tiza, o abusan de la voz al gritar o hablar constantemente.
“Dentro del grupo de riesgo los más perjudicados son los maestros; ellos se cuidan menos, además de ser los más rezagados en acudir a las consultas”, comentó el doctor Torres García.
Luego de varios análisis en el Insat, se determinó que la laringitis nodular se mantiene como un inconveniente de salud ocupacional, dada la frecuencia y el nivel de incapacidad laboral que produce, fundamentalmente en los maestros de primaria y las educadoras de círculos infantiles. Esta dolencia está apareciendo en edades más tempranas y con menos años de exposición.
Según Torres García, en Cuba hasta el 2014 el cuadro de los padecimientos se mantiene estable. De hecho, los nódulos vocales crónicos no figuran como una de las enfermedades más comunes.
“Lo realmente relevante es que los resultados muestran la insuficiencia aún de las acciones preventivas y la necesidad de la detección y control de este padecimiento dentro de los sistemas de gestión de seguridad y salud ocupacional del sector educacional cubano”, detalló el especialista del Insat.
Ausencia de guías
El temor de Susana Torres era quedar incapacitada para laborar hasta en otras funciones. “Este criterio suele ser equivocado en la mayoría de los casos; si se prescriben tempranamente, el trabajador puede volver a su puesto, siempre y cuando se cambien las condiciones laborales que originaron la patología”, aseguró.
Laringólogos opinan que no se ha de operar nunca, al considerar que los nódulos son siempre reversibles si se aplica la terapia adecuada; los especialistas hacen hincapié en corregir el mal uso de la voz.
La mayoría de los consejos médicos giran hacia el reposo vocal de cuatro a seis semanas, evitar el polvo, humo de cigarrillo y gases nocivos, además de limitar el uso de fármacos, ya que algunos producen hasta deshidratación de las cuerdas vocales.
En Cuba se reconoció legalmente la laringitis nodular crónica como enfermedad profesional principalmente para los educadores y cantantes, a partir de 1996, con la aprobación de la Resolución Conjunta No. 2 de los ministerios de Trabajo y Seguridad Social y de Salud Pública, mediante la cual esta fue incorporada a la lista oficial vigente.
Los criterios del galeno Luis Miguel Torres indican que faltan acciones para establecer diagnósticos tempranos de la enfermedad. “La laringitis continúa siendo desconocida para gran parte de la población cubana, incluso dentro del mismo grupo de riesgo”, subrayó.
Las medidas deben estar encaminadas a disminuir su incidencia, mediante la inclusión de estrategias comunicativas. Un mayor conocimiento ayudaría a muchas personas a cuidar mejor su voz.
Consejos para prevenir los nódulos vocales
- Controlar la dosificación del aire.
- Mantener una postura corporal correcta mientras se habla.
- Reducir en lo posible el tiempo continuo del uso de la voz.
- Evitar la ingesta de alimentos o infusiones irritantes (picantes, salsas, café, bebidas frías y muy calientes). La función vocal implica un intenso desgaste energético, por lo que las dietas deben ser básicamente proteicas para dar fuerza y vigor al tono muscular.
- Limitar el consumo de alcohol o cafeína, ya que deshidratan los pliegues vocales y producen daño en los tejidos.
- Tomar agua frecuentemente, en especial en momentos de uso vocal continuo y prolongado.
- No abusar de la voz en momentos de congestión nasal o situaciones de labilidad (anginas, catarros y laringitis).
- Descansar lo suficiente para que la voz no sea emitida con esfuerzo en un contexto de organismo cansado (aproximadamente de siete a ocho horas de sueño diario).
- Evitar toser o carraspear para limpiar la laringe, ya que puede dañar las cuerdas vocales. Para ello sorber pequeñas cantidades de agua, que aliviarán la irritación de la garganta.
- Prestar atención al estrés (físico y mental). La voz se relaciona con las emociones. Los métodos fisioterápicos (masaje, baño de vapor y la gimnasia de relajación) son ayudas corporales para equilibrar los excesos musculares.
- Utilizar ropa cómoda que permita la evaporación de la transpiración. Las camisas de nailon impiden este proceso y el sudor puede quedar en el cuerpo produciendo humedad. Las prendas no deben oprimir el cuello ni la zona abdominal, tampoco impedir los movimientos respiratorios.