La noveleta para niños y jóvenes El Valle de la Pájara Pinta, obra de Dora Alonso galardonada, en 1980, con el Premio Casa de as Américas, se ha convertido en una narración referencial dentro del panorama de la literatura escrita, en Cuba, para los pequeños.
José Antonio Martínez Coronel estudia ahora, en su libro titulado Estaba la Pájara Pinta (Ediciones Montecallado, Colección Guerra, 2013, 100 pp), esa obra en que su autora cuenta las fantasiosas e imaginativas peripecias de la niña Isabela, protagonista de la historia, por los parajes del Valle de Viñales.
Alrededor del Valle de Viñales gira, precisamente, esta investigación, en que Martínez Coronel devela, en ocho ensayos, los vasos comunicantes establecidos por Dora Alonso entre la citada noveleta y el hermoso escenario natural que le sirve para desarrollar la trama de la obra.
En uno de esos ensayos, titulado “Dora Alonso: círculos sucesivos, caja china”, el investigador comenta:
Una puerta conduce a la otra, semejante a «La máscara de la muerte roja» o la Ilíada, la Biblia, Genji Monogatari, Don Quijote, las rondas infantiles donde, sucesivamente, pasa cada niño al centro, conteniendo cada uno la posibilidad del otro.
Tal vez, por esa transmisión de mundos subsumidos —y paralelos—, los develamientos de Isabela en El valle de la Pájara Pinta constituyen la caja china que Dora Alonso (1910-2001) legara no sólo a nuestra cultura. Lejos de un recorrido bucólico por la campiña cubana, las aventuras de la nieta de Felo Puntilla difieren de las de Guille o el mundo mágico del cochero azul en el sentido de lo espiritual-intimista, un escribir sintético, sin didactismo ni énfasis socio-histórico.
Licenciado en Lengua y Literatura Francesas, José Antonio Martínez Coronel (Güines, Mayabeque, 1966) es autor de una obra narrativa que incluye, entre otros títulos, los cuadernos de cuentos Los hijos del silencio (1996) y ¡Ay, Mamá Inés! (2006), así como las novelas Palimpsesto (2008) y Los hijos de Medea (2011).
Martínez Coronel, quien también se dedica a la fotografía de temas arquitectónicos y medio ambientales, ha sido reconocido, entre otros galardones, con los premios Pinos Nuevos, Calendario, Hemingway y Razón de Ser, y una de sus obras fue finalista del Concurso Internacional de Novela Plaza Mayor, de Puerto Rico.
En la presentación de Estaba la Pájara Pinta, Pedro Luis Hernández Pérez asegura que con los ensayos reunidos en este volumen, además de homenajear a Dora Alonso, “se rinde culto al Valle de Viñales, al misterio y la fantasía de una geografía sin par en la nación, a su historia…”.
Con este libro, indudablemente, José Antonio Martínez Coronel enriquece, desde una novedosa perspectiva, el conocimiento de El Valle de la Pájara Pinta, una obra que es ya un clásico de las letras creadas, en la mayor de Las Antillas, para quienes son la esperanza del mundo.