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Fernando habla de un concierto histórico

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A un mes del hecho aún retumban por toda Cuba los ecos de aquel concierto histórico en que El Necio devenido himno, unió definitivamente en un mismo espacio a Silvio con los Cinco y un mar de pueblo que los acompañó en un coro infinito. Esa misma noche se cantó también aquella canción de 1967, esa Era que se empeña en parir un corazón, y que en los momentos más difíciles del hueco fuera innumerablemente tarareada por Tony, René, Gerardo Ramón y Fernando.

Precisamente uno de sus protagonistas, el Héroe de la República de Cuba Fernando González Llort, conversó en exclusiva para Trabajadores, sobre cómo se llegó a ese momento que ya forma parte de los momentos culturales de más trascendencia en nuestro país.

“Todo nació en un sueño de Tony (Antonio Guerrero), él mantenía constante comunicación con Silvio Rodríguez, y un día le comentó lo que había soñado que llegaba libre a Cuba y del aeropuerto salía directo para la casa del trovador a comer las croquetas que hace Niurka su esposa”, dice Fernando mientras sonríe.

“Y el día llegó aquel histórico 17 de diciembre en el que Antonio y mis hermanos Ramón y Gerardo volvían a la Patria amada. Ese fue un día muy agitado como cualquiera puede imaginar. Pero no obstante Tony sacó un espacio para llamar a Silvio y decirle que lógicamente ese día no podría ir y que lamentablemente el sueño no se podría cumplir”.

“Ante esta explicación – continúa Fernando-   Silvio le contestó bueno si quieres el sábado 20 (diciembre) tengo el concierto 62 de mi gira por los barrios, el que se va a realizar en el patio de la ciudad deportiva, si quieres te puedo invitar”.

“Fue entonces que Tony con la genialidad que le caracteriza y sin consultar a ninguno de nosotros, pues sabía lo que habían representado las canciones de Silvio en los años de prisión contestó: mira no sólo voy a ir, sino que llevaré conmigo a mis hermanos, no lo dudes”.

“Luego, en una visita de los Cinco a la casa del ya legendario trovador nos pusimos de acuerdo. La idea inicial era solo cantar el necio. Pero luego apareció Víctor Casaus, Vicente con Créeme y viste en que se convirtió aquello. Tony estaba indetenible”.

“Toda la demás carga de emoción la viviste periodista, como también toda Cuba y en muchas partes del mundo”.

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