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Afiliar es y será lo primero

Foto: Eddy Martin
Foto: Eddy Martin

 

Repetida de manera justificada, la frase tiene un valor extraordinario: la sindicalización constituye la tarea más importante del funcionamiento de la CTC y los sindicatos, y requiere, por tanto, de la mayor atención.

Aunque antes, durante y después del XX Congreso de la central sindical se han hecho múltiples análisis sobre el tema, los resultados no se ajustan aún a los requerimientos, y evidencian que quedan demasiadas brechas por ser cerradas y que todavía, a pesar de su trascendencia, no alcanzan el nivel que se requiere.

Cierto es que muchas y complejas tareas han sido ejecutadas en casi un año de labor intensa, las cuales han reclamado una atención permanente por parte de los cuadros en todos los niveles, pero como se dice en el argot popular cubano, “lo primero es lo primero”, y en el quehacer sindical, es y será la afiliación.

Prudente es recordar que el informe central presentado en la sesión final del XX Congreso señala en una de sus partes: “El sindicato existe porque tiene afiliados. En lo adelante ese será nuestro mayor desafío y el reflejo del reconocimiento a la utilidad del sindicato. En esta dirección están identificadas insuficiencias de carácter subjetivo, como la falta de prioridad, formalidad y poca vinculación de los cuadros en la atención a la base. Asimismo han influido objetivamente el reordenamiento laboral, la falta de atención y solución a los planteamientos de los trabajadores, así como la eliminación o reducción de gratuidades, estímulos y subsidios, los que en su conjunto han impactado el protagonismo de la organización”.

Quiero subrayar un concepto contenido en el párrafo anterior y que muy bien pudiera estar visible en más de un lugar, como una máxima que debe ser conocida por todos: “El sindicato existe porque tiene afiliados”. Nada se superpone a esa concepción.

El primer eslabón, desde luego, radica en el centro de trabajo, donde afiliar no resulta tan difícil si el sindicato funciona bien en esa estructura. Pero para ello es imprescindible que los trabajadores aprecien y sientan que además de estar organizados y unidos en pos de propósitos comunes, son representados y respaldados ante la administración, que sus voces se escuchan y sus criterios son tenidos en cuenta y respetados.

Eso está claro y se conoce, pero en muchos colectivos del “dicho al hecho existe un gran trecho”, y persiste en ellos la tendencia perniciosa de acercarse a cada persona solo cuando de cobrar la cotización se trata.

Afiliar es mucho más que anotar en una lista; es propiciar que el trabajador perciba la utilidad de estar asociado a una organización sindical. Únicamente así puede lograrse una incorporación voluntaria y consciente.

Algunos lectores de estas líneas pensarán —y no están equivocados del todo— que ideas contenidas en ellas han sido reseñadas con antelación y hasta repetidas, pero es que en términos de afiliación no se ha pasado aún a un “plano superior”, porque los resultados están alejados de los requeridos y posibles, y no siempre existe claridad meridiana de su significación real en la conciencia de quienes deben propiciarla, atenderla y garantizarla. Por tanto, es prudente reiterar conceptos y principios.

Otro escenario con más asignaturas pendientes que aprobadas es el del sector formado por los trabajadores no estatales, el cual ha tenido una flexibilización y crecimiento notables desde el 2010. La incorporación de quienes laboran en las múltiples actividades por cuenta propia ha devenido el reto político más importante de la CTC y los sindicatos, por resultar complejo, diverso y con características muy singulares.

Cierto es que “tocar a la puerta” de cada uno es difícil, por la dispersión y otros factores, pero no imposible. Debe tomarse en cuenta que casi el 70 % de los incorporados a las múltiples actividades no han tenido vínculo laboral anterior y por tanto, desconocen el sentido del sindicato y sus funciones.

El Objetivo 48 de la Primera Conferencia del Partido define que la mejor manera de representarlos es escuchar con paciencia sus preocupaciones, conocerlos, comprometerlos en el cumplimiento de las normas jurídicas y las leyes, trasladar y discutir sus problemas con los organismos de relación y exigir por la respuesta adecuada o su solución, así como esclarecerlos cuando no tienen la razón, desterrando estigmas y prejuicios existentes en torno a ellos.

Los conceptos —como se aprecia— están bien definidos. Falta entonces poner la afiliación definitivamente en el lugar prioritario que le corresponde, por derecho propio, y laborar a su favor con más intención.

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