Para escribir del arroz, alimento imprescindible en la mesa de los cubanos, hay que partir de una cifra esencial: comprar una tonelada en el mercado internacional cuesta hoy 564 dólares. Al multiplicarla por todas las que se necesitan para alimentar a la población cubana, el total llega a ser muy significativo.
A tono con la política trazada por la dirección del país, refrendada con claridad en el Lineamiento 184, aprobado en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el que indica “priorizar, a corto plazo, la sustitución de importaciones de aquellos alimentos que puedan ser producidos eficientemente en el país”, el camino más acertado conduce a incrementar las cosechas de ese grano y lograr que llegue a los platos más arroz “criollo”, con la calidad requerida.
Para materializar ese propósito se puso en práctica, desde el 2012, un programa nacional de desarrollo, el que con altas y bajas en la materialización, ha propiciado un aumento de la producción y permite ver “con buenos ojos” las perspectivas en ese sentido.
Con el propósito de acercarnos periodísticamente al tema, entrevistamos a Lázaro Díaz Rodríguez, director del Grupo Agroindustrial de Granos del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI), quién explicó las causas del incumplimiento de los planes.
“Por ejemplo, en el 2014 hubo una afectación seria con la disponibilidad de agua, sobre todo en las provincias de Granma y Pinar del Río. Llovió poco y las presas no se recuperaron. Se entregaron al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) para la comercialización apenas 224 mil toneladas, unas 87 mil menos que las previstas”, expresó. En el 2015, informó, deben producirse 377 mil toneladas, de las que 254 mil estarán destinadas al MINCIN.
Sobre el desarrollo imprescindible, precisó que se recibe equipamiento, tanto para la parte agrícola como la industrial, el que tendrá un impacto positivo en la producción. “El Grupo Agroindustrial de Granos tiene más del 50 % de las inversiones programadas por el Ministerio de la Agricultura para el presente año. Está previsto modernizar plantas existentes y montar nuevas. Buscamos tierras donde sea posible contar con el agua. Existen proyectos en varias provincias, sobre todo para zonas de la parte sur”, agregó.
“El programa arrocero 2012-2016 tiene la meta de llegar a producir 538 mil t, las que significan el 66 % del consumo en el país. Existen posibilidades de lograr las 700 mil que se necesitan, pero se requieren mayor cantidad de tierras dedicada a ese cultivo, rendimientos altos y más industrias”, precisó el directivo, quien indicó además, que el municipio de Aguada, en el territorio cienfueguero, es un ejemplo de cuánto puede avanzarse.
Y subrayó: “Estamos haciendo un análisis de las fichas de costo del arroz, el frijol y el maíz para hacer propuestas de precios a partir del valor de los insumos y los niveles de ganancia. Aún no lo hemos consultado con los productores, pero pensamos que será un paso positivo”.
Rendimiento y calidad
En un sitio cercano a los límites entre las provincias de Matanzas y Cienfuegos y próximo a la Autopista Nacional, en el pasado año ejecutaron una inversión que permitió montar y poner en funcionamiento un molino con capacidad para cinco toneladas por hora y tres silos que pueden almacenar mil toneladas de arroz cada uno.
Michel Castillo Vera, director de industria de la Empresa Agroindustrial de Granos de Aguada, explicó que las operaciones se iniciaron a finales del 2014 y han estado caracterizadas por rendimientos elevados y una calidad notable.
El plan para el presente 2015 considera el procesamiento de poco más de 20 mil toneladas, procedentes de los campos de Cienfuegos y Matanzas, a razón de unas mil 700 mensuales.
Del programa inversionista aún resta por ejecutar el montaje de una báscula de pesaje de 80 toneladas y un secadero nuevo.
Orlando Díaz Valdés, director de la entidad aguadense, precisó que con la producción actual se garantiza el 70 % del consumo de la población cienfueguera y que el programa de desarrollo establece cosechar 23 mil toneladas en el 2020. “La limitación principal en estos momentos es la disponibilidad de agua”, afirmó.
Elogió la garantía que hubo el pasado año con las piezas de repuesto necesarias para mantener activos los equipos agrícolas y también con la asignación de combustible.
Evidentemente, el camino del arroz “criollo” es largo y difícil, pero a través de él se avanza. El momento precisa a mirar más hacia la tierra y mucho menos a los puertos donde descargan las mercancías que son adquiridas en el mercado internacional a costos elevadísimos.
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