A sus 79 años de vida se niega a pararse al pie del poste para mirar con nostalgia cómo las nuevas generaciones de linieros hacen su trabajo. “Estar en las alturas sería pedirle demasiado al cuerpo, pero dejar de asesorar e intervenir directamente en las mejoras del servicio energético a la población… ¡De eso sí no me pude despegar!”, afirmó Olegario Pedraza Carrasco, un trabajador que ha dedicado más de seis décadas al sector eléctrico.
Activo desde antes del triunfo revolucionario; subrayó su aporte en todos los procesos de electrificación que vivió Cuba del ´59 hacia acá y aseguró que “de la emoción de llegar a comunidades oscuras para cambiar una vela por un bombillo proviene la fuerza que todavía me mantiene en el trabajo”.
Seguro de que su esfuerzo implica llevar el desarrollo hasta lugares impensables y con mil anécdotas en la punta de la lengua, Olegario contempla hoy los logros que han llevado a los eléctricos espirituanos a celebrar, por segundo año consecutivo, el acto nacional por el día del sector. El tiempo en que ascendía 60 pies sin equipamientos tan modernos o hacer la luz en lugares arrasados por la furia de un ciclón son sólo algunos de los “empujes” que el oficio ha fraguado.
Metas cumplidas
“El mayor logro que hemos tenido es la no ocurrencia de accidentes fatales desde el 2009; ese es un aspecto vital en la emulación desarrollada por la Unión Eléctrica a lo largo del país. Además, trabajamos en el programa de rehabilitación de redes, en el cumplimiento del plan de inversiones, eliminamos zonas de bajo voltaje, terminamos la subestación de 220, disminuimos las interrupciones; entre otras labores para mejorar nuestros servicios en la provincia”, aseguró Jorge Armando Cepero Hernández, director de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus.
De acuerdo con la propia fuente, el territorio espirituano contaba con una de las infraestructuras energéticas más deterioradas del país y el constante empeño ha logrado revertir esa situación:
“Actualmente en Sancti Spíritus no existen comunidades sin electrificar. Realizamos en el pasado año unos 2378 cambios de voltaje; llevamos energía a zonas para el riego de la caña y el abasto de agua. También contamos entre las empresas que, a lo largo de la Isla, atienden con mayor premura las interrupciones ocurridas”, confirmó el directivo.
Sin pausa
Cada avance en el campo energético significa abrir paso al desarrollo. El sacrificio de hombres que trabajan de sol a sol, a veces hasta 12 horas y en condiciones extremas, encuentra el mayor aliciente en el solo hecho de que en los lugares más recónditos exista la posibilidad de prender la luz.
“Cuando yo era liniero tuve que restablecer el servicio en pueblos azotados por ciclones ¡Oiga, es grimoso ver cómo estaban a oscuras hasta 20 días!; pero mientras las familias no volvieran a su rutina con electricidad, nosotros no pegábamos los ojos.
“Precisamente la sensación de brindar un servicio imprescindible a los demás es lo que todavía me mantiene activo. En cualquier circunstancia, cuando me jugaba la vida encima de un poste y ahora que acompaño a los más jóvenes, siempre tuve presente el bien común que representa mi quehacer. Este es un trabajo que te pone en riesgo las 24 horas, pero con un impacto social que te conmueve”, afirmó Pedraza Carrasco, quien se desempeña hoy en la parte técnica y brinda asesoría a las nuevas generaciones.
Noveles manos y otras ya curtidas por el tiempo se unen para continuar con los pendientes en este año que recién comienza para quienes resultan anfitriones este 14 de enero.
“Cambiamos más de 19 mil metrocontadores; por lo que la mayoría de nuestras clientes cuentan con controladores energéticos de alta tecnología, además, electrificamos unas 217 viviendas en edificios y atendimos un alto número de quejas provenientes de la población.
“Sin embargo, para este 2015 continuaremos enfocados en la rehabilitación de redes, la construcción de nuevas sucursales, la erradicación de las llamadas tenderas eléctricas y otras acciones que nos permitan seguir entre los sistemas más fortalecidos de toda Cuba”, concluyó Cepero Hernández.