Por María de las Nieves Galá y Eduardo González Martínez
Las nuevas regulaciones para los coches de tracción animal adoptadas por el Consejo de la Administración Municipal (CAM) en Pinar del Río durante el mes de octubre —que serán implementadas en enero del 2015— no han sido bien recibidas por la mayoría de los trabajadores por cuenta propia (TCP) que intervienen en esas labores.
Iván Pérez, secretario general de la sección sindical de Cocheros, en ese territorio, durante el Pleno del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y los Puertos (SNTTP), fue enérgico cuando planteó: “No se tuvo en cuenta el criterio del sindicato y tampoco consultaron previamente a los trabajadores cuentapropistas.
“Se nos impone que a partir del primero de enero el que no tenga esas adaptaciones, no podrá circular más o será multado. No estamos reclamando la decisión de pintar los coches o no, o de reducir su tamaño, pues su capacidad es para ocho pasajeros y es lo establecido por la ley. Lo que sí debe tenerse en cuenta es que no tenemos los medios necesarios para poder ejecutar ese trabajo”, apuntó el dirigente sindical de los TCP.
Referidas al transporte de tracción animal, entre los pinareños las opiniones siempre van a estar divididas. Mientras algunos consideran que es un medio obsoleto, para otros es una carta de salvación; muchas veces la única opción de transporte que tienen para realizar las distintas labores del día. Por eso las nuevas disposiciones dictadas por el CAM han provocado divergencias.
Buenas razones versus carencias
“Las regulaciones tienen como objetivo lograr la igualdad de estos medios en cuanto a sus dimensiones y colores, todo como parte del embellecimiento y las transformaciones del entorno urbano. En año nuevo, si se cumple lo esperado, en las ocho piqueras autorizadas de la ciudad y en las vías deberá observarse el cambio”, explicó Osvaldo Mena Lorenzo, vicepresidente del CAM para la atención a la defensa.
“El objetivo es organizar el transporte alternativo, el cual hoy no está en correspondencia con la higiene de la ciudad, para que ofrezca más seguridad y sea uniforme a través de los colores representativos del territorio”, explicó el funcionario.
Aunque las pretensiones son buenas, causas objetivas atentan contra ello. “No hay una decisión de quién va a comprar esos elementos que exigen: encerado de lona verde y otras cosas. Ni de la Dirección Provincial de Transporte, ni por parte del gobierno, todo ha quedado en manos del cochero”, dijo Iván.
En un recorrido realizado por Trabajadores en algunos de los puntos habituales de embarque, los transportistas reafirmaron lo anterior.
“De aplicarse, en enero no habrá coches en la calle porque no hay condiciones para materializar lo que se pide”, explicó el cochero Pavel Alexánder Machado, secretario general de la sección sindical de la piquera Comandante Pinares, quien añade que en febrero del 2014 se les había adelantado algo sobre futuras normas, pero ahora se enteraron por la gente y los medios de prensa.
Ya con la fecha límite muy cerca, aún no han comenzado las transformaciones, porque, según los dueños, los materiales son difíciles de conseguir, sobre todo las lonas verdes requeridas para la cubierta superior y los tubos para adecuarlos hasta las medidas exigidas de 2,70 metros de largo (inicialmente era 2,50 m, pero se cambió tras reclamaciones).
“Si no tienes un taller con todas las condiciones qué se va a hacer. Muchos podrían obtenerlo por su cuenta pero no todos pueden”, explicó Diosdani Duarte Remedios, secretario general de la sección sindical de la piquera del kilómetro 4 carretera a Viñales, la cual cuenta con alrededor de unos 40 TCP.
“Para que estén uniformes debe realizarse en un mismo lugar y los talleres particulares no pican ni sueldan igual. Aunque tengas el dinero, la cubierta no se encuentra en ninguna parte. ¿Dónde puede accederse para comprar los tubos necesarios?”, dijo Pavel Alexánder Machado, quien refirió el desconcierto general que tienen sobre qué hacer y a dónde ir.
Con los cambios desaparecerán aquellos con capacidad para 16 pasajeros y solo quedarán los de ocho, pues las dimensiones no lo permiten. Al respecto se quejan los transportistas, quienes comprenden la necesidad de eliminar ciertas estructuras de alrededor de seis metros, pero piensan que con un límite más amplio, hasta los 3,50 metros, se podría asimilar la cantidad máxima de 16.
Asimismo, opinan otros afectados, un recorte en el largo implicaría problemas de equilibrio y una posible afectación del tren de ruedas trasero sobre el delantero.
Al respecto, dice Mena Lorenzo: “Los hemos escuchado en varias ocasiones. Esto es un acuerdo del CAM, no es arbitrario y llega porque la inmensa mayoría de los coches tienen problemas. Ya en febrero se les había dicho y se puso en vigor en octubre.
“Aquí se aplica la ley del costo y beneficio. Tienen que hacer las cosas por sus medios. El tiempo pasa y no se han dirigido a los lugares en los cuales se les puede ayudar. El delegado de Transporte informó que va a intentar efectuar la gestión de las lonas”.
De acuerdo con Iván Pérez, la falta de comunicación de las decisiones adoptadas por el gobierno en torno a los TCP afectan el trabajo: “Nosotros no tenemos por parte de la Dirección Provincial de Transporte a una persona que se encargue de los TCP. En años anteriores existía y se encargaba de la labor administrativa, se reunían con nosotros, nos daban las explicaciones. Mi labor como representante sindical es político, no administrativo, y quieren que hagamos las dos cosas”, apuntó.
No solo buena voluntad
Si bien algunos cocheros pudieran resolver los requerimientos por sus propios medios —quien sabe de dónde salgan—, no todos pueden acometerlo. La ausencia del material para la cubierta es, quizás, la principal preocupación. Interrogado al respecto, el director de Transporte en la provincia, Jesús Valdés Miranda, explicó que en sus instalaciones provinciales pudiera encontrarse la solución general al asunto.
“Tenemos tres talleres a su disposición, incluso la revisión técnica se les hace allí. Yo hago la compra para mis camiones, pero pueden venir y ver las lonas existentes. Quizá no haya de color verde pero sí amarillo. Queremos hacer la gestión por algunos de estos encerados, pero son caros. El servicio se les brinda en moneda nacional, pero los materiales se cobran en CUC.
“Pedimos las vigas en dependencia de nuestras necesidades, por eso hay pocas, aunque a ellos no les hace tanta falta porque en su caso se van a picar. Pueden venir y traerlos”, manifestó Valdés Miranda.
Para estos reporteros, las transformaciones propuestas para ese tipo de transporte en Pinar del Río van más allá de la buena voluntad de un funcionario. No pueden quedar a la espontaneidad debió planificarse. ¿Son suficientes tres talleres? ¿Qué servicios se les va a ofrecer y a cuáles precios? ¿Quién garantizará la lona verde que se exige?
Si en verdad desean que lo acordado se cumpla a partir de enero del 2015, también hay que ser objetivos y crear condiciones para que los cuentapropistas puedan cumplir con las exigencias planteadas, solo así podrá lograrse el sueño de que la ciudad pueda contar con un transporte de tracción animal uniforme y más organizado.