Un espacio que materializa el viejo sueño de mezclar teoría con práctica es una realidad palpable desde el año 1997 para los estudiantes de la actual facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz.
Y es que el montaje de una Planta Piloto respondió a todos esos deseos de los alumnos de ingeniería química y licenciatura en ciencias alimentarias de, además de recorrer las grandes fábricas, participar directamente en el proceso de elaboración de diferentes productos.
1,2, 3… crecimos
De varias industrias locales les llegaron los primeros equipos. Eran viejos, pero los muchachos, junto al profesor José Gerardo Baltá García, ingeniero químico, las repararon y echaron a andar el sueño.
Hoy continúa siendo una unidad docente, pequeña, pero que en sus áreas dedicadas a las bebidas y fermentados, cereales y panificación, productos lácteos, frutas y hortalizas los educandos han aprendido mucho, pues “aquí ensayan diferentes formulaciones, vinculan la teoría con la práctica y son ellos, los mismos estudiantes, los que manipulan y hacen los productos”, como explicó Marileyxis López Rodríguez, profesora de química.
Además, los muchachos cuentan con un laboratorio dedicado a la evaluación física y química de los alimentos y, dentro de poco, se concluirá la edificación de un laboratorio de microbiología para ampliar conocimientos.
En esta instalación se han elaborado quesos, quesos cremas, yogurt, diferentes frutas en almíbar, puré de tomate, mermeladas y tienen como iniciativa apoyar a la industria láctea de la provincia, por lo que están insertados en un proyecto nacional para la aplicación de nuevas tecnologías en la obtención de leche de cabra.
Algunas de sus producciones se quedan en la propia universidad, pero, como aseveró Baltá García “es una planta pequeña que alcanza una producción de 200 litros de cerveza o malta. Su función es entrenar a los estudiantes y crear habilidades en la producción para que luego lleven todo ese adiestramiento a la fábrica, una vez graduados.
“Aquí se ve todo el proceso de una fábrica grande, por lo que se erige como un área en la cual la Empresa Cervecera Tínima de la provincia prueba los cambios que requiera la materia prima. Con esto ganamos todos: ellos traen alrededor de 22 kilogramos de cebada, gastan poco, obtienen de una forma más fácil los resultados y los estudiantes aprenden de primera mano”.
Por ahora la Casa de Altos Estudios no cuenta con una producción estable de esas elaboraciones, pues la poca materia prima que les lleva la Tínima es para realizar practicas. Mientras que la CCS 26 de julio, del municipio de Jiamaguayú, lleva frutas pero para que en la Planta le ayuden con el trabajo intelectual. Las producciones resultantes las comercializan ellos.
Pero ellos se sienten igual de contentos porque comparten con sus amigos las muestras de lo que elaboran y porque no hay nada más rico que aprender sobre algo, experimentar los procesos productivos de esos alimentos y más tarde degustar la calidad final.