“Lo que se utiliza se desarrolla, lo que no se utiliza se atrofia”, manifestó el filósofo Hipócrates. A este concepto se vincula el sedentarismo, un mal provocado por estilos de vida que obvian la realización regular de actividades físicas.
Las personas que lo padecen optan por una subsistencia casi estática, lo cual favorecen las nuevas tecnologías, causa esencial de que muchos cambien la distracción en un parque por ver la televisión en casa, o un juego en la calle por la computadora.
“Como consecuencia, el individuo gasta menos energía en su tiempo de ocio, y ello causa efectos negativos para su salud”, comentó el doctor Alberto Quirantes Hernández, profesor de Medicina y jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Salvador Allende.
“Hemos comprobado, mediante estudios realizados en nuestro centro, que por lo general la población dedica cuatro o cinco veces más tiempo a tareas estacionarias que a aquellas que implican actividad física. La relación entre el ser humano y el esfuerzo físico está perdiendo conexión”.
Según algunas investigaciones, se pueden distinguir dos clases de sedentarios: el trabajador adaptado a las nuevas tecnologías, que necesita de un ordenador para realizar su faena, y los perezosos que no encuentran el gancho para levantarse de la cama y hacer algo productivo.
A los primeros se les recomienda detener sus labores por lo menos dos veces al día para realizar movimientos de manos, cuello y piernas y evitar enfermedades ligadas a su modo de vida.
“A quienes viven o trabajan en edificaciones con varios pisos les aconsejo evitar el ascensor y tratar de subir por las escaleras, pues este ejercicio pone en movimiento gran parte del cuerpo y ayuda a la relajación física”, comentó el doctor Jorge Ramón San Cristóbal, especialista en Medicina General Integral.
A falta de ejercicios… otras enfermedades
La vida sedentaria constituye una de las 10 causas fundamentales de mortalidad, morbilidad y discapacidad, y es el segundo factor de riesgo más importante de una mala salud, después del tabaquismo, informó el doctor Oscar Díaz Díaz, director del Instituto Nacional de Endrocrinología.
Afirmó que en Cuba cerca del 40,4 % de la población no realiza actividad física suficiente, lo que eleva además, el número de obesos en el país.
Está comprobado científicamente que el sedentarismo duplica el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II y de obesidad; asimismo, aumenta la posibilidad de sufrir hipertensión arterial, osteoporosis, cáncer de mama y colon, entre otros.
Los servicios de endocrinología del hospital Salvador Allende incluyen un gimnasio especializado, en el cual se imparten conferencias que contribuyen a la educación de los pacientes con sobrepeso y obesidad, para que puedan modificar sus formas de alimentarse y de realizar actividades. Alrededor del 50 % de las pacientes (solo ingresan mujeres) presentan diabetes o prediabetes, y los tratamientos esenciales son para prevenir la obesidad.
La estancia en el centro es diurna y ambulatoria, y abarca tres semanas consecutivas, tiempo suficiente para lograr empatía y comunicación entre los grupos y el personal médico, explicó el doctor Alberto Quirantes Moreno, especialista en Endocrinología.
“Atendemos a mujeres adultas comprendidas entre 18 y 59 años. Después de esta edad el trabajo nuestro es teórico, no incluye la actividad física, pues se pueden presentar afectaciones cardiovasculares. Antes de aceptarlas, se les realizan estudios complementarios, descartando complicaciones renales, hepáticas y si padecen diabetes o prediabetes”, añadió Quirantes Moreno.
Según la OMS, la actividad física regular reduce los riesgos de muerte prematura, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares; contribuye a prevenir la hipertensión arterial, la aparición de la osteoporosis, los dolores lumbares y de espalda, además de proporcionar bienestar psicológico: reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
“Caminar parece sencillo, pero cuando lo hacemos el cerebro está trabajando automáticamente para integrar detalles e informaciones de múltiples fuentes, pues se necesita incorporar datos visuales, de audición y los procedentes de músculos y articulaciones relacionados con los sitios por donde transitamos”, explicó el doctor Quirantes Moreno.
Los ejercicios físicos también aumentan el flujo sanguíneo al cerebro y la calidad de los neurotransmisores, mejoran la función cardiaca y disminuyen factores favorecedores de la enfermedad de Alzheimer.
Nuestros entrevistados aconsejan a las personas de todas las edades que realicen ejercicios físicos sin excesos y, en caso necesario, bajo el consejo y la supervisión de un facultativo.
Es necesario tener el cuerpo ejercitado para que no envejezca tan rápido y funcione mejor. Pequeños cambios como estos ayudan a vivir más sanamente.