La Carretera Central, una de las siete maravillas de la ingeniería cubana y sitio donde ocurren la mayoría de los accidentes automovilísticos, se pierde entre el asedio del tiempo, la negligencia humana y la escasez de recursos.
“Parches” y buenas voluntades hasta ahora han minimizado su total extinción, pero ramales como el “destornillador”, ubicado entre los municipios camagüeyanos Sibanicú y Guáimaro y conocido así por su pésima condición, urgen mejorar sobrenombres. Por eso, empresas agramontinas ventilan variantes para aumentar producción de asfalto y, por tanto, de carreteras en buen estado.
¿Con qué asfalto?
Hoy se producen en Camagüey alrededor de 50 mil toneladas de mezcla asfáltica, de ellas cerca de 34 mil se emplean en la reparación de las vías importantes, y el resto se destina a urbanizaciones de nuevas comunidades u otras inversiones que los requieran.
Solo cerca de 15 kilómetros de la Carretera Central fueron reparados por esta ocasión, con 17 mil 239 toneladas. Números insuficientes.
El Centro Provincial de Vialidad de Camagüey, perteneciente al Ministerio de Transporte, administra y distribuye el presupuesto asignado para la recuperación y reparación de los viales de interés nacional, que suman un total de 959,2 kilómetros en la provincia, al cual recibió esta vez 31 millones de pesos.
De esas vías, unas pertenecen a zonas importantes de la producción como los anillos lecheros y azucareros y otras enlazan a la cabecera provincial con sus capitales municipales.
“Hemos reparado cerca de 17 kilómetros en dos anillos, uno de ellos de la leche y otro del tiro de caña. Se demolió el pavimento que estaba en mal estado, se reconstruyó el terraplén y se aplicó la penetración invertida en el asfaltado, técnica más barata que incluye primero el riego de betún y luego, dos de piedra de diferente calibre”, explicó Elio Quirce Martínez, ingeniero principal de Vialidad.
Esta alternativa tiene un período de durabilidad de cuatro a cinco años y se emplea en vías de inferior intensidad de tránsito, pero con importancia económica. Además, “mejora y protege la calle para que si en un futuro nos permiten repararlo y verter una capa asfáltica, esté en buenas condiciones”, aseguró Leonardo García Jiménez, director general de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería No. 15 (Ecoing 15).
Para el resto de los viales se aplica hormigón asfáltico caliente, el cual se elabora en las plantas de la Ecoing 15, pero tras los vaivenes del período especial la capacidad productiva de Camagüey disminuyó junto con el número de plantas.
Las carreteras están muy envejecidas y sobrepasan los 20 años de vida, pero con 100 mil toneladas anuales se podría recuperar todo el atraso y se mantendría un equilibrio en las reparaciones, como puntualizó Jesús Hernández Barranco, director de producción de la Ecoing 15.
Pero para eso hay que incrementar la producción de asfalto, por lo que dicha empresa decidió recuperar a CC4 Flor de Mayo, planta asfáltica ubicada en el municipio de Santa Cruz del Sur.
“Esa reparación capital concluye este año y se hace con nuestros propios ingresos. Buscamos motores, chapas para reparar las cabinas de los operadores, materiales de construcción para los cubículos y los baños y se construye un laboratorio para garantizar los diseños de mezcla, los cuales varían según el destinatario: la carretera central o un vial interior”, aseveró García Jiménez.
Y fueron las manos de Pedro García Banega, administrador de dicha planta, y la de sus más de 35 trabajadores las que se fajaron con la maquinaria, y “la parte más difícil que fue el pulpo, el sistema de absorción de materiales finos el cual impide que vayan a la atmósfera, ya está reparado completamente”.
Por ahora las pruebas técnicas les ocupa el tiempo y uno de los cuatro tanques de 60 mil litros ya contiene el asfalto líquido requerido.
Dudas sobre la calle
Algunos hombres se esfuerzan por ampliar la capacidad industrial de la provincia y otros diseñan estrategias para reparar la mayor cantidad de calles, pero algunas dudas quedan sobre la calidad de lo que se hace.
Y que es la capacitación de los hombres que se enfrentan a las altas temperaturas para crear el asfalto y luego verterlo en la calle, algunos la ponen en tela de juicio al ver el resultado. Según explicó el directivo, García Jiménez, sus trabajadores llevan muchos años con ellos, por lo que están bien capacitados, pero quizás ya va siendo hora de instruirlos otra vez.
Claro que la ausencia de equipamientos pudiera ser otra de las razones porque a la hora de tirar el asfalto no tienen compresores que quitan el bache o compactadores, muy importantes para el proceso de pavimentación y muchas veces buscan alternativas no muy fiables.
Pero esos hombres hacen lo que pueden, dicen algunos, porque mira el trabajo que pasan para evitar más lamentos en las carreteras.