Es diciembre el mes de la libertad para poblados, comunidades y ciudades de la región central de Cuba conocida como Las Villas, pero para la provincia de Villa Clara este último período del año le abriga la impronta del Guerrillero Heroico.
Los lugares por donde transitó el Che con fusil en ristre se coronan de niños y jóvenes con atuendos verde olivo adornados de pañoletas azules y rojas que evocan la epopeya liberadora que protagonizó Guevara al mando de la columna 8 Ciro Redondo, del Ejército Rebelde.
Se le recuerda desde aquel octubre de 1958 en que vislumbró las montañas del Escambray “como una mancha azul en lontananza que inundó de espíritu la tropa”. Una tropa maltrecha y cansada que atravesó la Isla, pero que pronto encontró fuerzas para alzarse victoriosa en Güinía de Miranda, Báez, Fomento, Falcón, Cabaiguán, que tomó Manicaragua, Placetas, Remedios, rindió Caibarién, Camajuaní…
Fue el Che quién con su autoridad y pensamiento radical logró la unidad en la zona, interrumpió las comunicaciones e impidió que se realizaran las elecciones.
Llegaba legendario al centro de la Isla, tras sí un rosario de victorias. Santa Clara se le anunciaba como una plaza donde el enemigo era fuerte. Allí brilló el estratega militar y fue esta su gran batalla.
Entró a la ciudad por un camino vecinal, estableció comandancias, venció en la Loma del Capiro, descarriló y rindió al tren blindado en el que la tiranía batistiana había puesto todas sus esperanzas. Combatió y ganó en el Cuartel 31, la Motorizada de Carretera, la Estación de Policías, el Gran Hotel… Santa Clara quedó bajo su mando en solo tres días cuando se pensó que duraría meses.
Venció y se quedó para siempre aquí. Y todo sucedió en los días finales de diciembre de 1958. Ese mes heroico e histórico, de la libertad, que se recuerda con canciones, poemas, flores e himnos de guerra y victoria.