Llegó con un pullover azul, regalo del personal médico que lo atendió en el hospital universitario de Ginebra, y un andar seguro. Caminó firme, erguido y pareció sorprenderse ante la avalancha de fotógrafos que salió frente a él en uno de los corredores de la Terminal 3, del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana.
El doctor Félix Báez Sarría, regresó curado de una gravísima enfermedad, y conmueve escuchar la firmeza de sus palabras y de sus convicciones: “Quiero ratificar una vez más mi compromiso con los compañeros que están en Sierra Leona, con la Revolución y con el Partido de que yo vuelvo a Sierra Leona y termino lo que yo empecé”.
Esto mismo lo había dicho, pero con otras palabras minutos antes: “Estoy muy contento de regresar a la Patria, y agradecido con todos y cada uno de quienes estuvieron preocupados por mí en todo momento, con los cubanos que están en Sierra Leona que estuvieron al tanto mío, con el gobierno de Sierra Leona…
“No importa los lugares que mencione, pero es que estoy agradecido con todos, al primer hospital inglés que me hizo el diagnóstico y gracias a ellos pude salir adelante, y me pusieron los primeros tratamientos, a los de la OMS, que estuvieron preocupados por mí, por cómo me contagié, por qué me había contaminado, con quién había sido mi trabajo, cómo habían sido las medidas de seguridad…
“Y que finalmente coordinaron que fuera al hospital de Ginebra para continuar mi tratamiento, con atención más especializada, que fue magnífica, siempre tuvimos la convicción de que me pondría bien, que me iba a salvar y de que todo el pueblo de Cuba me estaba esperando.
“Tengo un compromiso muy grande con esta Revolución y no puedo permitir que se fuera abajo, es un compromiso mío y de todos los que están en Sierra Leona de regresar para Cuba sanos y salvos”.
Acompañado por su esposa, la doctora Vania Ferrer y de Félix Alejandro, el hijo mayor, y ante la prensa que lo esperó en el aeropuerto, el primer cubano que acaba de rebasar la enfermedad del virus del ébola, leyó un poema que le hicieron los compañeros de la misión cubana en Ginebra, con quienes recorrió esa ciudad el día antes de regresar a Cuba:
Palabras para Félix:
Fueron solo 15 días de grandes preocupaciones, de cuidados, emociones y lágrimas escondidas y en ese lapso tan corto te convertiste en hermano, tan entrañable y humano que trascendiste la historia, quedando en nuestra memoria para siempre buen cubano.
Fue dura la incertidumbre de los primeros momentos, mucha tensión, mucha espera, diferentes pensamientos; todos vivimos contigo cada día, cada hora, en que médicos amigos cuidaban de tu salud, con denuedo y con virtud, con vocación verdadera.
Allí tocaste a degüello, cual mambí ya en la batalla, sin tirar jamás la toalla te enfrentaste a los embates de la muerte y la venciste con firmeza. Aquí está frente a nosotros con sonrisa de victoria, con voluntad perentoria de continuar adelante, de recuperarte pronto, de echarle a la vida canas para volver al combate en las tierras africanas.
Con profundo sentimiento brota hoy este sano orgullo de ustedes médicos nuestros, de frente a la patria entera, pueblo entero te espera, de otra forma no sería, hoy somos 12 millones de Félix Báez Sarría.
El doctor Jorge Pérez Ávila, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, quien fue designado por el Gobierno cubano y el Ministerio de Salud Pública para ir a Ginebra y preocuparse por la salud de Félix, detalló las atenciones, vínculo con el personal médico del Hospital Universitario de Ginebra, de los preparativos para el recibimiento del paciente y de su evolución.
Dijo que conoció a Félix antes y durante el entrenamiento, por razones familiares, que después de que este llegara a Ginebra hablaban varias veces al día, “en los primeros momentos, Félix no me conocía, me saludaba con afecto, porque tenía como `flash`y fui viendo su evolución, su mejoría a partir de que le fueron incorporando medicamentos.
“El segundo día que pude hablar con él me dijo: `Yo me voy a poner mejor y vuelvo a Sierra Leona`, esa convicción me emocionó mucho, una persona que está con su vida amenazada y aún lo sigue diciendo. No hay ninguna presión de que vuelva para allá, será su voluntad la que decidirá”.
También contó de las relaciones que estableció el personal médico con Félix. “Los médicos y las enfermeras le ponían un cartel con el nombre de cada uno y finalmente le pidieron que él usara el pullover del hospital universitario, además, le regalaron otro con todas las firmas de todas aquellas personas, fue un gesto muy bonito.
“Como cubano me sentí orgulloso de estar allí con él, de haber discutido el tratamiento con el personal médico y agradezco, a nombre del Ministerio de Salud Pública, la magnífica atención que tuvimos allí, la solidaridad humana.
Agradeció las atenciones brindadas y el acto altruista que representa tener a nuestros médicos en esos países, “con la convicción de que la Revolución no abandona a sus hijos, porque hubo mucha preocupación por Félix. El colectivo que lo atendió se sensibilizó con él. Féliz fue su primer paciente con ébola, el primero que yo veía”.
A su salida del salón de protocolo, Félix repitió: “Voy a recuperarme para terminar”. Minutos antes, al bajar la escalerilla del avión de Air France que lo trajo a la Patria, fue recibido por los doctores Roberto Morales Ojeda y José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública y viceministro primero del Ministerio de Salud Pública, y por la viceministra Marcia Cobas Ruíz.