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La consagración define su andar

Los salones de endoscopías se reabrieron. Foto: René Pérez Massola
Los salones de endoscopías se reabrieron. Foto: René Pérez Massola

 

La culminación de un proceso inversionista emprendido en el 2004 y la puesta a punto de modernos equipos para el diagnóstico y tratamiento, ponen a los especialistas del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (Inor) en condiciones más ventajosas para lidiar con una enfermedad convertida en la primera causa de muerte en Cuba: el cáncer.

Eso, junto a un incremento del nivel de actividad del hospital: 17,3 % más de pacientes atendidos en consulta, más enfermos que reciben quimioterapia, radioterapia y estudios gammagráficos, y la reducción de la tasa de mortalidad a 4 por cada 100 mil habitantes, determinó la elección del centro como sede del acto central por el Día de la Medicina Latinoamericana, el próximo 3 de diciembre.

Se tuvo en cuenta además el cumplimiento del plan de ingresos de un millón 300 mil CUC por los servicios de la medicina internacional, así como la reducción de la plantilla y las medidas organizativas adoptadas a partir de la aplicación de la Resolución 60, de la Contraloría General de la República, y de la segunda etapa de las transformaciones que se realizan en el sistema de salud pública.

Dosis adicional de humanismo

“El paciente oncológico necesita que lo traten con mucho humanismo; es una especialidad difícil, que requiere atención, habilidad, empeño, empatía con él y la familia, pues la enfermedad transita durante varios años y pasa por todas las modalidades de tratamiento: algunos provocan reacciones adversas que requieren una enfermera para ayudarlo; eso se extiende a la rehabilitación y la reincorporación a la sociedad”.

Dotada evidentemente de esa dosis adicional Rosario Brito Iglesias, Máster en Ciencias de la Enfermería, tiene un amplio currículo en el hospital, que la avala para desempeñarse también en labores de la docencia:

“Se requieren vocación y humanismo para tratar a los pacientes oncológicos”, afirmó Rosario Brito. Foto: René Pérez Massola

“La enfermería se decide por vocación; cuando egresan de la escuela, los graduados no dominan las especificidades de la oncología y nos encargamos de contribuir a su formación, de ir identificando sus habilidades en la atención a distintos tipos de pacientes para situarlos en equipos de trabajo. La superación es vital.

“En este hospital tenemos horario de entrada pero no de salida, no hacemos doblaje porque hay personal suficiente y capacitado para cubrir los turnos de trabajo con disciplina, organización y responsabilidad. No es perfecto, pero la consagración define nuestro andar.

“A mí me han marcado muchos pacientes, pero especialmente uno que tenía un linfoma y estuvo con nosotros durante 20 años, lo atendía mensualmente por lo que era como un miembro más del colectivo. Yo era jefa de Medicina Oncológica, es decir, de quimioterapia y ver su final fue muy difícil”.

La satisfacción del paciente

“Los trabajadores y la administración perseguimos el mismo objetivo con distintos enfoques, y tenemos vínculos de trabajo importantes para elevar la calidad de nuestros servicios y lograr la satisfacción de los pacientes”, afirmó el doctor Luis García Mesa, secretario del buró sindical del Inor.

“Nos esforzamos para ponernos de acuerdo también en las tareas del control interno, la reducción de los costos, el gasto adecuado del presupuesto, elementos decisivos en el desempeño del hospital; estos temas los discutimos con los trabajadores sin llegar a tecnicismos para que conozcan cuánto cuesta atender a un paciente, por ejemplo, en terapia intensiva días/cama.

“El oncológico está en mejores condiciones para alcanzar la satisfacción del paciente”, declaró el doctor Luis Curbelo. Foto: René Pérez Massola

“Es un trabajo que está comenzando y conlleva ganar cultura económica; así la gente se motiva, aprecia las vulnerabilidades y contribuye a evitar hechos delictivos; las secciones sindicales de enfermería son la avanzada de esta labor, pues este personal es el encargado de recibir y administrar la mayoría de los insumos gastables”, explicó el dirigente sindical.

Un refuerzo para el trabajo del control interno recibió el Inor con la entrada de Maurilio Meneses como subdirector económico, quien a partir del 2012 se encargó de la implementación de las normas y procedimientos que estaban dictadas pero no se aplicaban en el instituto; “ello ha permitido detectar a tiempo algunos hechos y adoptar las medidas con sus responsables”.

Ampliar servicios y emplear tecnología de punta

Hay un halo de satisfacción o de tranquilidad en los comentarios del doctor Luis Curbelo Alfonso, director del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, respecto a las posibilidades que tienen hoy para el diagnóstico y tratamiento del cáncer.

“Desde hace unos 20 años, todos los tipos de endoscopías se hacían en las áreas de consulta externa —tomando medidas que hicieran aséptico el lugar—; con el proceso inversionista logramos recuperar un ala del cuarto piso y rehabilitar los locales para su realización y la de procederes invasivos, además de cuatro salones para cirugías menores (con condiciones para operaciones complejas ante cualquier emergencia), que se practicaban en el policlínico Rampa, con los inconvenientes del traslado de los especialistas, pacientes, materiales y luego traer las muestras a nuestro laboratorio de anatomía patológica”.

Sacan ganancias también con la reparación de los ocho salones de cirugía mayor y los elevadores, ya que durante los primeros cuatro meses de este año solo contaban con dos de los primeros; eso “nos posibilita intervenir quirúrgicamente a toda la capacidad y acabar de eliminar la lista de espera para estos servicios”.

Ya funcionan en el hospital nuevos equipos de tecnología de punta para la radioterapia y tienen puestas las expectativas en el llamado Pec/ct, un tomógrafo emisor de positrones —el cual debe funcionar próximamente—, que acoplado a otro tradicional y mediante la administración de sustancias radioactivas al paciente, eleva la certeza en el diagnóstico de tumores muy pequeños y el seguimiento a los enfermos.

Un acelerador lineal de avanzada tecnología para la aplicación de radioterapias funciona ya en el Inor. Foto: René Pérez Massola

El profesor de cirugía elogió la labor de investigación de los profesionales que dirige, encauzados en el desarrollo de 54 proyectos y la ejecución de 34 ensayos clínicos con medicamentos y vacunas obtenidas por el polo científico, esencialmente del Centro de Inmunología Molecular, y que se traducen en productos nuevos incorporados al arsenal terapéutico que empleamos.

Sobre la prevención de los tumores malignos y la disminución de la mortalidad por su causa, el doctor Curbelo Alfonso declaró que “el Inor conduce el programa nacional de investigación y control del cáncer, trabajamos el diagnóstico y tratamiento selectivo de neoplasias o procesos oncoproliferativos muy avanzados o de características sui géneris, por lo cual no es exactamente este el lugar donde se va a reducir la enfermedad.

“La batalla está en la atención primaria, donde contamos con el personal calificado para el pesquisaje y diagnóstico precoz, y con medios y equipamiento para la detección de tumores; en los programas oncogenéticos, en la promoción de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables. Las acciones preventivas son esenciales. Juntos llevamos adelante un reto, enfrentamos los desafíos y por supuesto, obtendremos resultados”.

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