Por Lisseth Ricardo, enviada especial de JIT
Veracruz.- “Estoy muy contenta porque pensé que no, pero apreté en la final y logré este bronce que es el resultado más importante en mi carrera.
Así declaró, con la alegría de los campeones, la clavadista Lilia Vargas, quien tributó la tercera presea del clavados cubano en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, en el complejo Leyes de Reforma de Boca de Río.
La muchacha acumuló 246.30 puntos en sus cinco saltos y solo fue superada por la favorita anfitriona Dolores Hernández (279.30) y la colombiana Diana Isabel Pineda (260.35), dejando detrás a adversarias de fuerza como la venezolana María Betancourt (245.90) y la boricua Jennifer Fernández (242.20).
También a su zaga se ubicó otra con opciones de preseas, la igualmente local Arantxa Chávez, quien falló un clavado y cayó al octavo lugar (204.55).
“La competencia estuvo reñida, pues las mexicanas están muy bien preparadas y tuve que esforzarme bastante para asegurar este lugar”, indicó la representante de la isla.
“Además, en la semifinal quedé quinta y por las condiciones que observé en las adversarias honestamente no creí estar para una medalla, pero me concentré y puse todo mi corazón en cada salto”, añadió la oriunda de Santiago de Cuba, quien el 30 de enero próximo se convertirá en veinteañera.
Lily, como cariñosamente le llaman, reía nerviosa mientras sus compañeros y entrenadores la abrazaban en otra mañana fría para la ciudad veracruzana, que vive la fiesta deportiva desde el pasado día 14.
“Tengo que estar satisfecha porque ha sido mi mejor resultado, después de ganar los tres metros en el Campeonato Centroamericano y del Caribe (CCCAN) del 2009 en Venezuela, pero fue un evento de nivel juvenil”, señaló quien gracias a su tía Marbelis aprendió a tirarse de los trampolines cuando apenas tenía tres añitos.
“Desde que me vi en el podio pensé dedicar la medalla a toda mi familia, a mis amigos y muy especialmente a mi entrenador Jesús Aballí, así como a Milagros González, quien me ha ayudado mucho para llegar mejor preparada”, expresó agradecida.
Esta última disfrutó el desempeño de la indómita evocando la alegría de la época en que hizo historia al proclamarse campeona de estas citas en las versiones de 1978, 1982 y 1986 en trampolín de tres metros y fue octava en los Juegos Olímpicos de Moscú´80.
«Este es su fuerte y además se creció muchísimo, mostró tranquilidad y estuvo muy segura de lo que debía hacer, y ahí está el resultado, a pesar haber tenido dificultades en el entrenamiento por lesiones y enfermedades”, sentenció la técnica.
“Aquí tuvo rivales de resultados mundiales, y aunque pensó por un momento que no, tal como la vi en la semifinal quedé convencida de que podía conquistar una medalla”, acotó.
Milagros se mostró especialmente contenta por las problemáticas afrontadas este año para trabajar, en medio de las cuales “nos hemos esforzado en mejorar el nivel técnico de los atletas y ya sumamos tres metales, pues antes aseguramos plata en plataforma sincronizada femenina y bronce en trampolín sincronizado de tres metros, y esperamos mañana cerrar bonito”.