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La posibilidad que tienen las UBPC de contribuir al desarrollo social de sus comunidades y su entorno fue expresada por Isaías Piedra, presidente de la cooperativa El Sordo, del matancero municipio de Martí, durante el Pleno del Comité Nacional del Sindicato de Trabajadores Agropecuarios y Forestales (SNTAF), efectuado en La Habana.
Esta UBPC, dedicada a los cultivos varios, creció de 130 obreros a casi 700, y de 150 hectáreas a cerca de mil después que asumieron a otras dos —al hacer 2,3 rotaciones por año duplican el área productiva—, mantienen relaciones contractuales con la empresa y debe cerrar el 2014 con 7 millones de pesos de utilidades.
Las ganancias que obtienen anualmente no se reparten solo entre los cooperativistas, tienen diferentes destinos: los tres consultorios del médico de la familia que construyeron en cada una de sus comunidades, las dos escuelas e igual cantidad de casas para la recreación y la cultura, el ranchón, las viviendas y la pavimentación de los viales principales.
Este poder hacer marca la diferencia entre las UBPC “buenas y malas”, entre las que con su liderazgo y accionar sindical hacen viable una estructura productiva, mientras otras siguen reportando pérdidas económicas por más de 10 millones de pesos en el sistema de la agricultura. Por suerte, ya el saldo es favorable, pues las que son rentables acumulan más de 67 millones de pesos de ganancias, según el informe leído por Néstor Hernández Martínez, secretario general del SNTAF.
Varias intervenciones evidenciaron que aún subsisten trabas que afectan incluso a las eficientes. Reynaldo Hernández, secretario de la sección sindical de la UBPC Sábalo, de Guane, en Pinar del Río, contó las interferencias de la empresa para la adquisición del combustible e introdujo el asunto más debatido: el Banco les sigue cobrando el 5 % de sus ingresos brutos, cuando está estipulado que lo haga sobre la declaración de la venta de productos agropecuarios y los servicios prestados.
Otros asuntos se relacionan con los altos precios que cobran las empresas estatales por la prestación de servicios, las pruebas de calidad de la leche que hace la Empresa Láctea sin que los productores tengan contraparte, los altos precios y la mala calidad de los insumos, y el pago atrasado a los cooperativistas en algunas provincias.
José Antonio Izquierdo, secretario del buró sindical de Mayabeque, se refirió al desconocimiento de los directivos de las UBPC, que limita la realización de contratos, cheques, estudios de factibilidad y otros trámites; el mal uso de los créditos, el no empleo de ingresos para saldar deudas, bajos rendimientos, y falta de exigencia del sindicato y las delegaciones de la agricultura en el funcionamiento y aplicación de las 17 medidas.
El ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, llamó a rescatar los programas ganaderos en Camagüey y Granma, por sus potencialidades y grandes aportes que podrían hacer con la producción de leche y carne vacuna.
Clara Toledo, funcionaria del Comité Central del Partido, indicó a la Agricultura acabar de resolver los problemas señalados, porque “la burocracia nuevamente afecta a los productores, para quienes estamos buscando mayor protección”.
En sus conclusiones, Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Comité Central y secretario general de la CTC, afirmó: “Los sindicatos tienen que ser más activos, no solo en criticar sino en plantear alternativas y soluciones a los problemas de las UBPC”.
Sentenció que si no hay capacitación no hay conciencia para ejercer la dirección y conducir al colectivo en una entidad donde todo pasa por relaciones contractuales (económico-financieras), y recordó que ya las UBPC son dueñas: los cooperativistas tienen ingresos y participan de las utilidades que genera su trabajo.
