¿Secuestrados y desaparecidos en Cuba? Era una práctica habitual del batistato para librarse de los revolucionarios. Así le sucedió en la céntrica esquina habanera de Belascoaín y Carlos III al dirigente comunista y líder del transporte José María Pérez Capote, quien había sido fundador de la CTC, representante a la Cámara y en ese momento encabezaba el movimiento sindical unitario.
La fecha de su rapto, 20 de noviembre de 1957, quedó como la última de su vida, porque la de su muerte no pudo ser precisada; solo se supo después que su cuerpo había sido lanzado al mar.
De las innumerables batallas que libró contra la camarilla que usurpó la dirección de la CTC y los sindicatos un episodio poco conocido ocurrió en 1949. El entonces ministro del Trabajo, Edgardo Butari, y los corruptos Lauro Blanco y Armando Martínez, quienes habían usurpado la dirección del Sindicato de Ómnibus Aliados, se confabularon para negociar las conquistas de los trabajadores. A cambio de su complicidad, Lauro reclamó un lujoso automóvil y Martínez pidió una gruesa suma en efectivo.
El trato, descubierto por militantes comunistas, salió publicado en el periódico Hoy, que se hizo eco de la indignación de los guagüeros. Molesto, el ministro comparó a los comunistas con hurones, porque según él se arrastraban, actuaban en la sombra y eran huidizos. El rotativo respondió que si en algo se parecían los comunistas a los hurones era en que cazaban ratas, fueran simples ratones de bodega patronal o las más peligrosas de ministerios.
El Comité Central del legítimo Sindicato unitario de Trabajadores de Ómnibus Aliados, encabezado por José María, felicitó al diario por su valiente denuncia, lo exhortó a seguir cazando ratas dondequiera que se encontraran, y convocó a la huelga para exigir las conquistas arrancadas.