Este año, como casi todos los años, las opiniones del jurado de los premios Lucas no coinciden con las de la mayoría del público, que tienen su expresión en los nominados al Premio de la Popularidad. No hay que preocuparse demasiado por eso. En el gusto por un videoclip influye mucho la preferencia por el solista o la agrupación que lo protagoniza. Si el video es funcional, si tiene un aceptable nivel de realización, a la gente le parecerá muy bien.
Lucas tiene que seguir reconociendo las obras de mayor vuelo estético, independientemente de las calidades de los cantantes y músicos. Un videoclip, se sabe, es producto singular: puede ser una obra de arte, pero tiene que responder a las necesidades promocionales de los artistas y las disqueras. La vocación estética nunca debe opacar esa pretensión definitoria. Pero hay que aplaudir los mejores desempeños.
El nivel de la producción cubana, en sentido general, es alto. A la altura, incluso, de las realizaciones de países con mucha más tradición. Tiene que ver, claro, con los incentivos y las motivaciones de los realizadores. Muchos de los mejores creadores del audiovisual cubano hacen videoclips, en buena medida porque ofrecen más satisfacciones monetarias que cualquier otro producto. Se puede ganar más haciendo uno de tres minutos que haciendo una serie de cuarenta capítulos para la televisión.
Son las reglas del juego, así de simple.
Lo bueno sería que esos creadores también tuvieran espacios —y estímulos— en las parrillas de la televisión. Pero ese es un tema demasiado complejo para esta columna, ya le dedicaremos un trabajo más abarcador.
No cerrar la ventana
Hemos notado que los principales canales de la televisión ya casi no transmiten videoclips internacionales. Colorama, un programa emblemático, fue desplazado; la lista internacional de Piso 6 fue retirada. Ahora los videoclips extranjeros se pueden encontrar en Clave, el canal digital.
Pero —es algo tan obvio— la mayoría de los televidentes todavía no tienen acceso a la televisión digital. ¿Por qué cerrarles esa ventana? ¿Alguien cree que con la producción nacional basta?
Está claro que hay que priorizar lo nuestro, pero nunca ignorando lo de afuera. Muchos consumidores de videoclips internacionales se las arreglarán para encontrarlos en otros sitios. Pero… ¿y los que no tienen esa posibilidad?