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Menos espinas en unidad pesquera

El completamiento de las cajas plásticas idóneas para manipular el pescado y depositar los residuos durante el procesamiento en la industria, falta por materializarse en la unidad pesquera de Bolivia. Foto: Del autor
El completamiento de las cajas plásticas idóneas para manipular el pescado y depositar los residuos durante el procesamiento en la industria, falta por materializarse en la unidad pesquera de Bolivia. Foto: Del autor

 

El colectivo de la unidad pesquera de Bolivia, municipio de la central provincia cubana de Ciego de Ávila, reconocido por la loma de Cunagua, no había podido capturar hasta septiembre pasado indispensables medios de protección para la seguridad y salud en el trabajo.

Un mes después, tal vez por una mayor manifestación de esos productos en la «plataforma empresarial», hizo que Esther Leiva Pérez cambiara esta opinión: “Los cuchillos están muy desgastados, es la principal preocupación de las mujeres de nuestra industria en las asambleas de afiliados”, declaró la secretaria general de la sección sindical del centro.

Marlén Chala, obrera que procesa pescados, tampoco piensa ya de esta manera: “Mi cuchillo es un ‘velillo’, los de mis compañeras están peores, este otro criollo no es el idóneo, sí una solución porque, a pesar de las dificultades de estos instrumentos, estamos dispuestas a no paralizar el procesamiento de la comida para el pueblo”.

Otro de los que también cambió de parecer es Freddy Guillén Rabelo, patrón del barco La Márgara, pues recibieron botas de goma y guantes de trabajo. Sin embargo, las capas para protegerse de la lluvia es el único recurso que los pescadores no han podido atrapar ni con sus propias redes.

Fue en octubre que recibieron los mencionados medios de protección personal, según informó Jesús López Mederos, director de la entidad pesquera, quien concuerda con el periodista que no deben tardarse esos renglones por lo que aportan sus trabajadores a la alimentación del pueblo, a partir de un proyecto de desarrollo local que propició el montaje de una industria en la localidad para procesar el macabí, el patao, el pez rey, el machuelo y otras especies.

No obstante, argumentó el directivo, que la llegada de los medios de protección contribuyó a elevar la motivación del personal para sobrecumplir el plan anual de 300 toneladas de pescado fresco, y mantener actualmente en la pescadería del establecimiento, la venta directa a la población de filetes, embutido, picadillo, minutas y masa de croqueta, entre otras ofertas.

Además, se garantizaron los volúmenes de entrega a organismos priorizados en el programa de distribución de alimentos.

El logro productivo también se alcanzó con eficiencia económica, al registrarse un costo por peso de producción mercantil menor al planificado y utilidades o ganancias superiores a los 200 mil pesos.

De manera que en esa unidad pesquera, ubicada al noroeste de la provincia de Ciego de Ávila, al decir de su eficiencia económico-productiva, no deben convertirse en una especie de “carnada” ausente dichos medios de protección, como si estos refutaran: ¡Remen que aquí no pican!

 

 

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