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Un diálogo por la unidad

 El encuentro protagonizado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez junto a líderes evangélicos y protestantes, sirvió para recordar el papel de Fidel en el fortalecimiento de las relaciones Iglesia-Estado. Foto: Alberto Borrego
El encuentro protagonizado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez junto a líderes evangélicos y protestantes, sirvió para recordar el papel de Fidel en el fortalecimiento de las relaciones Iglesia-Estado. Foto: Alberto Borrego

Un encuentro entre líderes evangélicos y protestantes cubanos con Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Con­sejos de Estado y de Ministros y miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, en el trigésimo aniversario de la primera reunión entre el Comandante en Jefe Fidel Castro y líderes del Consejo Ecuménico de Cuba, sirvió no solo para recordar este hecho, sino además para intercambiar sobre los desafíos a los cuales se enfrentan actualmente.

Después de que en noviembre de 1984 se realizara este encuentro, considerado un hito en las relaciones entre las iglesias y el Estado, la práctica de reuniones sistemáticas entre todas las religiones y la máxima dirección del país devino en estilo de trabajo y diálogo oportuno.

Joel Ortega Dopico, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba —institución líder del movimiento ecuménico cubano—, significó la importancia del sostenimiento de estas relaciones y el papel que han desempeñado en momentos cruciales para la Revolución, como “la decidida oposición al bloqueo estadounidense a la economía cubana, la lucha por el regreso del niño Elián y la liberación de nuestros Cinco hermanos antiterroristas del injusto encierro al cual han estado sometidos en Estados Unidos”.

Entre los participantes se encontraban seis de los protagonistas del primer encuentro. El pastor Raúl Suárez, por ejemplo, recordó los distintos intercambios sostenidos luego y las palabras de Fidel al expresar: “Salgamos de aquí con el propósito de trabajar para una mayor comprensión. Ustedes pidan a los suyos que entiendan la razón de nuestra obra. Yo trabajaré con los míos para que los comprendan a ustedes”.

Mientras, el reverendo Pablo Odén Ma­ri­chal dijo que las iglesias protestantes “han sido una vía de penetración cultural en la sociedad cubana” y ante esa realidad urge “una mayor profundización en la función ética y conductista de la fe hacia la comunidad de creyentes y la sociedad, basado en los valores humanos y patrios”.

Entre otras prioridades, destacó que se precisa una mayor participación del movimiento ecuménico y las iglesias en la búsqueda de soluciones a problemas sociales como el en­ve­jecimiento poblacional, y que “debemos res­catar la idea de Fidel de la alianza estratégica entre cristianos revolucionarios y marxistas, para lo cual es necesario un diálogo permanente”.

Por su parte Díaz-Canel se refirió a la importancia de transmitir esta memoria histórica a las presentes generaciones para fortalecer el diálogo y la unidad entre los cubanos.

Catalogó a este como un encuentro de fe, amistad y recuerdo: “Conmueve recordar to­dos aquellos momentos, la incomprensión de determinadas ocasiones y después como se pudieron superar a partir de un diálogo respetuoso”.

Expresó además el deseo de compartir las preocupaciones en el orden económico y so­cial de Cuba, así como los desafíos en materia de lucha por los valores, “por evitar que nos instauren una plataforma de reconstrucción capitalista neocolonial y neoliberal. Esa es la lucha que tenemos que llevar, despojarnos de toda la pseudocultura, toda la banalidad, el egoísmo y el individualismo”, concluyó.

(Tomada del periódico Granma)

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