Por: Jorge Lezcano Pérez *
Ahora que transcurre el último proceso de rendición de cuenta de los delegados a sus electores del presente mandato, se reanima el debate sobre la necesidad, importancia y credibilidad de este vital e imprescindible procedimiento democrático para el sostén y fortalecimiento del sistema político cubano.
Muchos son los electores que no asisten a las reuniones con el argumento de que no se resuelven los planteamientos que reiteradamente formulan, otros señalan que la inasistencia de los dirigentes administrativos convierten la reunión en una pérdida de tiempo y en falta de respeto a los electores; no son pocos los que responsabilizan injustamente al delegado por ambas situaciones.
Lo cierto es que, sean estas u otras las razones, desde hace tiempo viene disminuyendo el número de personas que asisten a las reuniones de rendición de cuenta y que no son pocas las que se efectúan con baja asistencia, lo que evidentemente provoca su cuestionamiento y pérdida de credibilidad. Incluso entre los delegados hay quienes opinan que debe extenderse a un año el tiempo de su celebración.
Por la importancia del tema es obligado detenerse a reflexionar sobre las causas que provocan este fenómeno; en particular porque ya han pasado 37 años desde que los delegados rindieran cuenta a sus electores por primera vez.
No se trata en lo absoluto de cuestionar el concepto, sino de analizar los procedimientos que se están aplicando y la manera en que cada cual está cumpliendo lo que estipula la ley.
La rendición de cuenta es un precepto constitucional, forma parte de los principios de organización y funcionamiento de los órganos del Estado, que como lo establece la Constitución, “las masas populares controlan la actividad de los órganos estatales, de los diputados, de los delegados y funcionarios”, y “los elegidos tienen el deber de rendir cuenta de su actuación”. También precisa, entre las obligaciones de los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, la de rendir cuenta periódicamente a sus electores de su gestión personal.
Esas normas explican también que por ser el delegado el único que rinde cuenta de su labor, ello no exonera a dirigentes administrativos y de organizaciones de masas de responsabilidades legales para que cada paso del proceso se desarrolle cabalmente.
Esta afirmación se fundamenta en lo que expresa el Reglamento de la Asamblea Municipal del Poder Popular en su Artículo 53 y en el Reglamento de las Administraciones Locales del Poder Popular.
Pero el diagnóstico de las causas que están provocando el estancamiento en que se encuentra el proceso de rendición de cuenta no es suficiente para revertir la situación, sino que se requiere también promover nuevas ideas, por lo cual sugerimos algunas medidas que pudieran adoptarse al respecto:
- Concebir la rendición de cuenta como un proceso continuo, sistemático y permanente, por lo que debe planificarse y organizarse de manera ininterrumpida, de forma tal que el delegado reciba de forma contínua el apoyo y la información que necesita, y no deje de hacer gestiones para la solución de los planteamientos.
- Que el consejo de la administración municipal informe sistemáticamente a los presidentes de los consejos populares y a los delegados acerca de los análisis que realiza con las entidades del territorio sobre el estado de cumplimiento de los planteamientos, eliminando así el maratón de reuniones de última hora.
- Que el consejo de la administración municipal adopte las medidas disciplinarias que correspondan con los dirigentes administrativos de su subordinación, cuando estos injustificadamente no asistan a las reuniones de rendición de cuenta a las que fueron convocados oficialmente. En el caso de los funcionarios subordinados a entidades provinciales o nacionales deberán informarlo a las máximas direcciones de esas instancias. A su vez dichas medidas deberán ser comunicadas a los presidentes de los consejos populares y delegados de circunscripción.
- Que el consejo de la administración municipal y las organizaciones de masas del territorio elaboren un plan de medidas en apoyo a la rendición de cuenta.
- Que el consejo popular y las comisiones permanentes de trabajo de las asambleas provinciales y municipales verifiquen que en la propuesta del Plan de la Economía y el Presupuesto de cada año estén contemplados los recursos que se destinarán a resolver los planteamientos de la población.
- Que en cada informe de las entidades y organismos administrativos a las asambleas provinciales y municipales sobre su gestión se explique la situación que presenta la solución de los planteamientos de la población.
- Que en el control y fiscalización que realiza el consejo popular a las entidades administrativas compruebe si tienen pendientes planteamientos de la población por solucionar y las medidas adoptadas al respecto.
- Que en los cursos de preparación de los dirigentes administrativos y de las organizaciones de masas se expliquen las leyes que establecen las obligaciones que estos tienen con el Poder Popular.
Nuestro pueblo posee una alta cultura política y un elevado nivel educacional que le permite comprender las realidades económicas que vive el país y también las que existen en el mundo, es por ello que no espera milagros del delegado ni de la rendición de cuenta. No obstante, está consciente de que sí se puede hacer mucho más con los recursos que se poseen para solucionar sus problemas, para que se le ofrezcan informaciones claras y precisas de por qué en este momento no se puede resolver un determinado planteamiento.
Es en esa dirección que el pueblo espera que sus delegados transmitan con valentía y objetividad a la Asamblea Municipal los asuntos tratados y acordados en la rendición de cuenta, y que sean capaces también de hacer propuestas que contribuyan a su solución, a la vez que exijan a las administraciones un mejor uso de los recursos, y una mayor eficiencia en la gestión económica.
Por tanto, la crisis no está en la rendición de cuenta sino en los que por negligencia, apatía, burocratismo o falta de conocimiento no exigen el cumplimiento de la ley en bien del pueblo, del delegado y del Poder Popular.
*Exfuncionario de la Asamblea Nacional del Poder Popular