El secretario de la Federación Sindical Mundial (FSM), George Mavrikos, está de vuelta en Cuba. Es la octava vez que nos visita y cada vez son más fraternas las relaciones que lo unen al movimiento sindical cubano: “Los compañeros de la FSM siempre nos alegramos al venir aquí y constatar el papel protagónico de la CTC en los cambios que tienen lugar en la isla”, dice.
Durante su estancia intercambió con dirigentes de la CTC y también con líderes sindicales de La Habana, Villa Clara y Pinar del Río. Este lunes ofrecía además una clase magistral en la sede de la CTC acerca de los retos y perspectivas de la organización que dirige.
A casi 70 años de creada, ¿qué preocupaciones movilizan hoy a la FSM?
Los problemas que a los trabajadores genera la crisis capitalista mundial. La que estamos viviendo ahora es profunda y prolongada. Sus víctimas principales son la clase obrera y el campesinado pobre.
Yo vengo de Grecia y allá, en cifras oficiales, tenemos 1 millón 500 mil trabajadores desempleados de un total de 11, 3 millones de habitantes. Si incluyéramos a los empleados a tiempo parcial o con trabajos precarios, el número superaría los 2 millones.
A nivel global aumenta el desempleo, pero los salarios y pensiones disminuyen. En los últimos años han bajado en el 30 por ciento. Por eso el pasado 3 de octubre organizamos el Día internacional de acción contra el desempleo en el que participaron más de 45 países con marchas, mítines y movilizaciones.
En los últimos años también se ha visto muy golpeada la seguridad social, y otra consecuencia de la crisis actual son las privatizaciones generalizadas, sobre todo en los sectores de importancia estratégica.
Nos preocupa además cuánto ha crecido la agresión imperialista en diferentes partes del mundo. Los hechos más recientes en Ucrania, Siria, Libia, Irán, Irak… indican que la situación es peligrosa. También hemos visto cuánto se han incrementado las difamaciones contra los Gobiernos de Venezuela y de Evo Morales, en Bolivia. Toda esta escalada como resultado de la crisis, ha propiciado el ascenso de corrientes neofascistas, sobre todo en Europa.
¿Tiene la FSM alguna propuesta de solución?
El socialismo es la única propuesta válida frente a un sistema podrido como es el capitalismo, pero al mismo tiempo intentamos hallar soluciones a los problemas cotidianos de la clase trabajadora como son el derecho al trabajo, a la jubilación, a la seguridad social, laboral y de salud. También a las cuestiones del medioambiente y otros temas.
Además exigimos la democratización de los organismos internacionales. El bloqueo de Estados Unidos a Cuba es un ejemplo de lo que sucede en esas instituciones. Cada año, en la Asamblea General de la ONU, solo 2 países votan en contra de resoluciones que exigen el levantamiento del bloqueo. Ya tenemos 72 documentos similares que reclaman la creación de un Estado palestino. Ninguna se ha hecho realidad. Son resoluciones que no se cumplen. Frente a eso, dónde está la democracia.
Pero esta lucha que estamos librando requiere de elevar el nivel de conciencia de los trabajadores para que comprendan que la lucha debe ser por cambios más radicales.
La negociación se ha convertido en una oportunidad para resolver conflictos laborales, pero requiere de estar preparados para ello. ¿Qué hace la FSM para capacitar adecuadamente a sus líderes sindicales?
La FSM tiene institutos en todo el mundo, donde participan especialistas muy capacitados. En Cuba contamos, por ejemplo, con la colaboración de profesionales de los centros de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU), de La Universidad de La Habana; de investigaciones sobre Política internacional (CIPI) y de la Economía Mundial (CIEM); y la Escuela nacional de cuadros Lázaro Peña. Por su contribución a la preparación de dirigentes sindicales, sobre todo de América Latina y el Caribe, hemos hecho un reconocimiento especial a todos ellos durante esta visita.
Hace dos meses estuvimos en Vietnam. Allí, junto a la Confederación General de Trabajadores (CGTV), organizamos un gran conversatorio sobre el tema de la negociación colectiva. Participaron sindicatos de todo el continente asiático. Eso es parte del quehacer de la FSM, que organiza cursos, seminarios y publicaciones en función de la capacitación de sus líderes, pero lo más importante sigue siendo la acción, sin ella no hay vida sindical.
La huelga aparece en el Convenio 87 de la OIT (1948) como uno de los derechos fundamentales de los obreros. ¿Considera usted que este método de lucha conserva su eficacia? ¿Qué otras formas de lucha han incorporado?
El derecho a huelga está en peligro. Durante los dos últimos años el capital y los empleadores capitalistas han estado atacándolo sistemáticamente, el golpe más reciente tuvo lugar hace unos días, cuando se reunió el Consejo de Administración de la OIT y decidieron enviar el tema de la lectura del Convenio 87 a la Corte Internacional de Justicia. La clase trabajadora ha perdido ríos de sangre, desde la época de los héroes de Chicago, luchando por el derecho a la huelga, por eso no es negociable.
No obstante, la FSM no excluye ninguna forma de lucha. Hacemos uso de todas y también de las nuevas tecnologías, aunque no las veneramos. Algunos tratan de convencernos de que es mejor hacerlo todo por Internet: comprar comida, conocer gente, enamorarnos…En realidad lo que pretenden es acabar con la comunicación viva entre las personas, evitar que nos miremos cara a cara y entendamos también los sentimientos del otro.
Nosotros decimos que sí a las nuevas tecnologías y las aplicamos en nuestra lucha, pero sin abandonar los métodos que históricamente hemos empleado con éxito. Pero creemos en la comunicación directa, en la participación en la vida de los sindicatos. La gente no debe alienarse detrás de un teléfono o un computador.
Viene usted de visitar Ecuador, Venezuela y Panamá. ¿Qué impresiones trae de la situación de la clase obrera en Latinoamérica?
La clase obrera de todo el mundo enfrenta problemas y dificultades. Los sindicatos afiliados a la FSM en cada país realizan esfuerzo para resolverlos. Específicamente en Ecuador, Panamá y Venezuela hay una fuerte presencia de nuestra organización.
Durante este viaje hemos expresado nuestra solidaridad con todos ellos, y en particular con el pueblo venezolano y el Estado bolivariano. Declaramos que estamos con ellos frente a la agresión imperialista. Allí vimos un espíritu combativo y una organización en la base que explica su capacidad y deseo de enfrentarse a los enemigos de la Revolución.
En los países que visitamos encontramos además una buena opinión acerca del liderazgo de la CTC en la región.
Cuba acogerá próximamente las cumbres del Caricom y del Alba, organismo integrador que cumple 10 años de fundado. ¿Qué opinión le merecen estos proyectos de integración regional, cómo repercuten en las condiciones de vida de los trabajadores?
Cada organización de integración regional tiene sus peculiaridades, responden a procesos diferentes. La Unión Europea, por ejemplo, es de naturaleza capitalista y asesina los derechos de los trabajadores cada día. En el caso del Alba y el Caricom, teniendo en cuenta al liderazgo de Cuba, Venezuela y de los sindicatos combativos de la región, me atrevo a decir que se trata de un proceso diferente.