Tuxpan.- Demasiado simbolismo entrañaba que Cuba conquistase la primera medalla dorada de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe en las aguas del río Tuxpan, justo en el sitio por donde hace 58 años zarparon los expedicionarios del yate Granma hacia playa Las Coloradas, con el objetivo de continuar la gesta libertaria.
Muchos entendíamos como cuestión de honor llegar hasta la lejana ciudad portuaria, distante a más de 300 kilómetros, y fueron muchas las gestiones realizadas para conseguirlo. Afortunadamente surgió el apoyo de nuestro consulado en Veracruz y emprendimos un viaje por carretera que tardó casi toda la madrugada y concluyó en los albores del día, ante la imagen fría y gris del ancho río y la pequeña urbe, mirados desde lo alto del gran puente de Tuxpan.
La pregunta fundamental no se hizo esperar: ¿Dónde quedan el Museo de la Amistad Cuba-México y la contigua Pista de Canotaje de los Juegos? Y las respuestas, sin pizca de duda, nos indicaron tomar una calle con dirección al norte, en el sentido contrario a la corriente fluvial. Al instante constatamos que el sitio era familiar entre los citadinos, en tanto nuestras chamarretas deportivas desataron saludos, elogios y la ya clásica y siempre reconfortante frase de ¡Viva Cuba!
Los accesos al enclave estaban tomados por las muy equipadas fuerzas de seguridad, pero identificarnos como periodistas cubanos bastó para rebasar el cerco, y hasta conseguimos que nuestro amable conductor Jesús nos pudiera acompañar.
Entonces comenzaría otra “batalla” aún más decisiva y fuerte, pues al detenernos ante la entrada principal del Museo leímos con gran desconcierto: Cerrado por Remodelación. La “táctica de lucha” sería entonces la misma de días antes: persuadir a cuanta persona pudiéramos en busca de ayuda para rebasar la verja del aquel hermoso lugar, distinguido por murales con las imágenes de Fidel Castro, Ernesto Guevara y el yate Granma; por una pequeña estatua dorada del Héroe Nacional José Martí; por edificaciones bien conservadas pintadas de rojo y blanco; y por una jardinería meticulosa y colorida.
Los voluntarios fueron el principal paño de lágrimas en el empeño. Con sus móviles llamaron a una y otra persona de la institución y hasta de la alcaldía. Y las noticias que nos llegaban, mientras seguíamos las regatas, fueron malas hasta el filo del mediodía, cuando por fin aprobaron nuestro paseo por las áreas exteriores del Museo, acompañados por la coordinadora Nancy Karina del Ángel.
Mediante ella supimos que el recinto exhibe fotos poco conocidas del Comandante en Jefe, así como software interactivos que ilustran la travesía y malas condiciones climáticas que enfrentó la expedición. Es lugar de visita para miles de niños de la comunidad, quienes en el futuro dispondrán de un videojuego sobre el tema.
El animado diálogo fue interrumpido por los acordes del himno nacional cubano proveniente de una ceremonia de premiación. Vino a mi mente que si hace 58 años el sigilo de la partida aconsejó silencio y oscuridad, esta vez se escuchó alto y claro, y hubo luz, alegría, esperanza y varias medallas de oro.