Ella es, ahora mismo, conciencia lírica. Cuerpo en apariencia gastado por los años, pero volcán interno. Fina García Marruz es la más grande de nuestros poetas vivos, orgullo de estas islas, voz diáfana que surca las tierras y los mares, dejando estela inmaterial y sobrecogedora.
Fina ha preferido la sombra, el sillón al fondo, el silencio oportuno… Pero sus versos la revelan, sus ensayos preclaros, la manera en que ha trasmutado en frases luminosas las circunstancias de su pueblo, sin folclorismos ineficaces, sin juegos banales. Fina García Marruz es poeta de esencias.
Casa de las Américas ha hecho bien al dedicarle la más reciente Semana de Autor, justo en tiempos en que el ámbito literario hispanoamericano reconoce el legado extraordinario de esta cubana. Fina, por ejemplo, ha sido candidata al Premio Cervantes, y es opinión generalizada de que atesora todos los merecimientos.
Durante estas jornadas, poetas y especialistas han disertado sobre sus innegables aportes y la propia Fina dictó una conferencia. El Fondo Literario de Casa de las Américas presentó uno de sus poemarios: Créditos de Charlot.
