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Espera que desespera

Podría parecer un absurdo lo que le sucedió al urólogo manzanillero Ángel Arias López, del Hospital Pediátrico Provincial Hermanos Cordovés, pero es un hecho digno de ser contado.

A su regreso de cumplir misión en la República Bolivariana de Venezuela, desde el 2003 hasta el 2010, inmediatamente comenzó a tramitar con el sindicato municipal de la Salud la medalla de trabajador internacionalista.

Pasó el tiempo y cada vez que pretendía dirigirse a la instancia nacional para plantear su inquietud, los representantes en su localidad lo tranquilizaban prometiéndole una respuesta. Después de cuatro años desde su solicitud dos funcionarias le comunican que ya tenían su medalla y que se la entregarían en el matutino, por el aniversario 102 de la fundación del hospital donde labora.

Increíblemente, el día del acto el doctor se quedó esperando el galardón y la justificación fue que los reconocimientos estaban en Bayamo y no los habían mandado. “Me sentí burlado, confiesa el remitente. Quisiera saber cuánto tiempo hay que esperar para recibir esta condecoración, si mi primera misión fue en 1990”.

Mucha razón tiene Ángel y opinamos que el momento no es de buscar culpables sino la medalla bien merecida para ese trabajador, que sigue viendo en este tipo de reconocimiento un estímulo por las glorias pasadas y de otras por venir

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