El equipo nacional de balonmano, rama masculina, entrena por estos días en su habitual sede de la Escuela de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (ESFAAR) Cerro Pelado, con el fin de ajustar detalles, previo a su participación en los venideros Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Tras una estancia de entrenamiento en tierras yumurinas, los discípulos del estelar entrenador Juan Francisco Querol Morales, fijan sus metas en la medalla de oro, pues para ellos —asegura su director— “no hay otras opciones, esa es la mentalidad de todos nuestros jugadores”.
Según explica el propio Querol, la preparación marcha bien y los jugadores están en una excelente forma física, toda vez que han adaptado los planteamientos técnico-tácticos a las características físicas a un conjunto que apenas rebasa los 20 años como promedio de edad.
“Físicamente están muy bien preparados. En cuanto a la táctica, desde el mes de mayo no competimos, aunque no creemos que eso influya demasiado para estos centroamericanos”, apuntó el entrenador.
En ese mes los jugadores cubanos recibieron la invitación de participar en dos partidos de preparación con la selección de Francia, catalogada hoy como el mejor equipo del mundo al ostentar la condición de monarca olímpico y mundial. “Allí nuestros muchachos estuvieron a gran altura, pues le marcamos 25 goles a Francia y eso no es algo que consigan todos los equipos del planeta”.
Con este medidor comenzaron a pulir los errores vistos en ambos encuentros. Así, el conocimiento de algunas deficiencias físicas de nuestros jugadores ha obligado al cuerpo técnico a adecuar planteamientos y estrategias, potenciando la movilidad y velocidad de estos balonmanistas, “que saben desplazarse muy bien sobre el tabloncillo y presionar en la defensa desde arriba”, confirmó Querol.
Dentro del área los rivales más complejos deben ser República Dominicana y México como país sede, con quienes han jugado ya en los últimos tiempos y se conocen. Quizás, basado en dichos resultados, reside la ambiciosa meta del oro trazada por este colectivo.
A la interrogante de si estamos en presencia de una generación capa de devolver el brillo mundialista al balonmano en Cuba, Juan Farncisco aseguró que “lo fundamental para ello es competir. Si estos muchachos pueden insertase en la competencia de alto nivel, Cuba tendrá garantizado el futuro del balonmano. La calidad y el potencial humano están, solo falta el roce internacional, pues con un trabajo de laboratorio es muy difícil en las actuales circunstancias conseguir resultados.
“La calidad de este deporte está en Europa, y si nuestros balonmanistas no consiguen insertarse allí será muy difícil que el equipo pueda seguir evolucionando. La preparación física la tienen, pero solo en las ligas europeas podrán superarse verdaderamente como jugadores”.