Cuando de inventar y echar andar máquinas obsoletas con pocos recursos hay que buscar a Enardo Broceta Peláez. Y es que en eso de la “soldadera” con ingenio no hay quien le haga un cuento, pues suma más de 20 años de experiencia en esa labor.
Desde hace un tiempo está vinculado al sector de la caña como soldador pailero en la División de Talleres Vladimir I. Lenin, ubicado en la provincia de Camagüey, perteneciente a la Empresa Nacional de Transportación y Servicios a la Mecanización (Tranzmec) del Grupo Azucarero AzCuba. Él conoce que su provincia juega un papel fundamental dentro de la estrategia de desarrollo cañero del país, por lo que siente que debe aportar más “inventos”.
“Me inserté en la innovación al comenzar a trabajar en el taller de recuperación de piezas y ahí iban las más defectuosas y complicadas como los motores rusos de aquella época. Recuperábamos algunas y otras casi que había que hacerlas nuevas. Y así me fui adentrando en la asociación de innovadores”, recuerda Enardo.
Varios equipos agrícolas han recibido su tratamiento médico especial, pero uno de sus últimos pacientes fue una sembradora, material indispensable en los planes futuros de elevar los niveles de siembra de la planta.
Para hacerlo se fijó en una cosechadora brasileña que se empolvaba en el central Panamá. Pero, como él mismo lo explica, hubo que “adaptarla a nuestro terreno. Copiamos el sistema de corte y sembrado de la caña.
“Luego le insertamos otros aditamentos necesarios porque tienen otra tecnología: cambiamos las revoluciones del corte, instalamos ruedas de profundidad porque los equipamientos brasileños están diseñados para terrenos bastantes planos y aquí es más duro y con más obstáculos, y le transformamos el sistema hidráulico por uno mecánico con transmisión de cadenas”.
Económicamente hablando, Enardo sabe que ha aportado y mucho, porque antes se necesitaban alrededor de 50 hombres para sembrar una hectárea y ahora con solo tres o cuatro personas en un día se puede llegar a sembrar casi cinco hectáreas.
Y eso lo comenta él, quien asegura que “para los planes de mayor siembra de caña debemos ir mejorando la tecnología que podamos hacer en el país, que sale más barata”.
¿Y qué papel juega la Anir en esta tarea? “Pues uno muy importante, pues ayudaría a motivar a los trabajadores porque hace un tiempo por la presión de trabajo no se hacía nada, no había tiempo y era mucho el papeleo para asentar los trabajos. Y aquí diariamente se hacen cosas nuevas, algo siempre se recupera”.