El propósito de extender la modalidad del turismo agrario en Cuba, en el año en que la ONU dedica a la agricultura familiar, puede ser un significativo aporte al interés de esa Organización de socializar experiencias y conocimientos que respondan a la necesidad global de lograr la sostenibilidad de la producción de alimentos en armonía con el medioambiente.
Esta manera de disfrutar del ocio tiene en la provincia de Las Tunas atractivos y acogedores escenarios, donde se conjugan bellezas naturales y técnicas agroecológicas que protegen el ecosistema y demuestran el interés nacional de lograr altas producciones sin afectar el ecosistema.
La intención fue confirmada tras la visita de turoperadores de varias agencias a la finca Las Y de Calzadilla, un apacible paraje ubicado en la periferia de la ciudad de Las Tunas, quienes corroboraron la factibilidad de situarla entre las ofertas de los paquetes en la inminente temporada alta del turismo en la Isla, a partir del mes de noviembre.
De acuerdo con las previsiones se ha confirmado la visita en ese período de vacacionistas provenientes de varios países de Europa y de Estados Unidos, mediante un programa que incorporó a este territorio a los circuitos de viajes por la región oriental.
Así lo aseguró Julio Calzadilla, propietario de ese dominio, emblemático por el empleo de tecnologías naturales que devuelven la fertilidad a los suelos, detienen la erosión y aumentan los rendimientos por hectárea de diversos cultivos de ciclo corto que complementan la dieta popular.
En el sitio, los visitantes podrán constatar la vitalidad de las plantaciones, a pesar de la renuncia al empleo de productos químicos como abonos, fungicidas, pesticidas y otros que agreden al medio y son dañinos a la salud humana.
Los turistas encontrarán la siembra en semicírculo en curvas de nivel, conocida también como siembra en contorno; relleno con vegetal y material orgánico; el surco cabecero; la corrección cárcava (aliviaderos); siembra de barreras vivas (cultivo de vetiver, una maleza que se junta y no permite el arrastre); el arrope; siembras vivas (boniato y calabaza); el drenaje simple; levantamiento de muros y tranques; aplicación de materia orgánica; nivelación del terreno; y, surca contra pendiente.
La ingeniera agronómoma, Yennis Ramírez Cano, esposa de Julio argumenta que esa tecnologías evitan el impacto directo de los golpes de agua, que provocan el arrastre o deslizamiento de la capa vegetal, causa fundamental de la erosión, y eliminan los encharcamientos que compactan la tierra y dificultan las atenciones culturales a los cultivos.
Fundamenta que los recursos para implementarlas están en el propio campo. Al alcance de las manos. Son los restos de cosechas apropiados para el arrope y como abono vivo (frijol, habichuela y maíz, porque incorporan fácilmente elementos al suelo); las piedras recogidas en la desosbtaculización del campo; las excretas vacunas y los instrumentos tradicionales de laboreo.
El turismo agrario en Cuba puede ayudar a extender en el mundo esa manera equilibrada de relacionarse con la madre naturaleza para hacer sostenible la vida en el planeta.