La historia del béisbol cubano pudiera fijarse en 150 años, desde que en 1864 los hermanos Nemesio y Esteban Guilló, y su compañero Enrique Porto —así lo reconocen muchos historiadores— introdujeron en Cuba los primeros implementos para jugar este deporte, luego de haberlo aprendido y practicado en un colegio de Alabama, Estados Unidos.
El próximo 27 de diciembre se cumplirán 140 años del polémico partido en el estadio matancero Palmar de Junco, ya demostrado por muchos especialistas como el primero con mayor información documental de lo ocurrido —un conjunto de La Habana ganó 51 corridas a 9 a una formación local—, pero no el primero con carácter oficial, honor que corresponde al celebrado entre La Habana y Almendares el 29 de diciembre de 1878, en el inicio de la Liga General de Béisbol de Cuba.
Como si fueran pocos los aniversarios cerrados, este 21 de octubre se cumplen 75 años de la primera exaltación al denominado entonces Hall de la Fama del Base-Ball profesional de Cuba, y que fue señalado con una tarja colocada en el salón principal del estadio Cerveza Tropical.
Precisamente sobre esto último, periodistas, historiadores, estadísticos, coleccionistas y artistas han investigado y trabajado en los últimos meses, reunidos espontáneamente en el grupo Entusiastas por la Refundación del Salón de la Fama. El objetivo final es presentar a las autoridades correspondientes, culturales y deportivas, un proyecto más abarcador: la creación del Museo del Béisbol Cubano, que incluya dentro el Salón de la Fama (SF).
La historia en orden
En muchas publicaciones cubanas e internacionales se ha manejado erróneamente el 26 de julio de 1939 como la fecha de creación en nuestro país del SF. El doctor Oscar Fernández Flores rectificó con su búsqueda acuciosa ese hecho.
La realidad es que todo comenzó a partir de la creación del Hall de la Fama el 12 de junio de 1939 en Cooperstown, Estados Unidos. Los norteños nominaron en mayo de 1936 la primera relación de sus cinco jugadores: Ty Cobb, George Herman (Babe Ruth), Honus Wagner, Christy Mathewson y Walter Johnson, aunque tres años más tarde fue que hicieron sus exaltaciones, coincidentes con el centenario del nacimiento de ese deporte en el país norteño.
¿Qué pasó en Cuba? El comandante Jaime Mariné, director general de Deportes, emitió ese 26 de julio una resolución para contar aquí con idéntica galería o sala de inmortales, la cual tendría un reglamento, encargado para su redacción a Pedro Martínez Bauzá, asesor auxiliar de la Liga de Béisbol Profesional.
Un comité o tribunal seleccionador, compuesto por grandes personalidades y cronistas deportivos —en total eran 21, aunque algunas fuentes consultadas refieren 28—, serían los responsables de elegir a los exaltados. Las indagaciones hechas por Fernández Flores dan cuenta de que durante la década de 1940-1950 apenas cuatro nombres realizaron la votación, en tanto aún no han aparecido los estatutos ni el reglamento fundacional del SF.
En las palabras pronunciadas por el decano de los cronistas deportivos, Rafael Conte, aquel 21 de octubre de 1939 —comenzaba la temporada con el partido Almendares-Habana—, no faltó la importancia para el futuro de un hecho inédito para nuestro béisbol.
“Los nombres que aquí figuran y los que serán agregados en años sucesivos, marcarán páginas brillantes en el libro de oro del deporte cubano. Cada uno significará el sumun de la perfección, si algo perfecto hay en el mundo, y cada uno también será un estímulo para los atletas del presente y los que surjan en lo venidero”, dijo.
La primera lista, inmortalizada en la tarja de bronce, fue de diez estelares: Luis Bustamante (Anguilla), Antonio María García (El Inglés), José de la Caridad Méndez, Gervasio González (Strike), Valentín González (Sirique), Rafael Almeida, Carlos Royer (Bebé), Adolfo Luján, Cristóbal Torriente y Armando Marsans.
El presente: ¿una utopía?
Desde hace varios años, muchos periodistas e historiadores han abogado por rescatar el SF de nuestro béisbol, interrumpido en 1961 luego de haberse exaltado a 68 figuras todas cubanas. Por más intentos que se han hecho en las últimas cinco décadas, lo cierto es que no existe un lugar para honrar a los llamados inmortales de nuestro principal pasatiempo deportivo y sociocultural.
A partir de un abordaje más amplio, inclusivo y detallado en cuanto a reglamento, estatutos, factibilidad económica y sobre todo con un enfoque integrador de ver al béisbol como eslabón imprescindible en nuestra cultura, el grupo Entusiastas por la Refundación del SF entregará este 20 de octubre la propuesta de un proyecto para el Museo del Béisbol Cubano, cuya posible sede, tras varios meses de debate e investigación, puede ser perfectamente el actual centro recreativo José Antonio Echeverría, otrora Vedado Tennis Club (VTC).
En dicha instalación se cantaron muchas bolas y strikes, tanto es así que en este 2014 se cumplen 100 años de la inauguración de la Liga Nacional de Béisbol Amateur, cuyo primer campeón fue la selección del VTC.
Otro detalle arrojado por la minuciosa investigación da cuenta de que 20 de los 68 exaltados ya en el SF jugaron en esos terrenos o con el equipo del VTC. El lugar, con valores suficientes para ser declarado Monumento Nacional, se muestra con más ventaja que cualquier otro estadio para acoger el Museo del Béisbol Cubano, tanto por la infraestructura constructiva como por su historia y ubicación.
“Desde el inicio concebimos la idea de un museo que tuviera dentro al SF, porque daría una dimensión más cercana de lo que ha sido el béisbol cubano, por el cual han pasado alrededor de 20 mil peloteros y solo unos cientos podían ser considerados como inmortales”, comentó el cineasta Ian Padrón, coordinador del grupo, que ha trabajado incluso en los bocetos o maquetas de lo que pudieran ser las nuevas placas de bronce para las futuras ceremonias de exaltación.
“Ninguno de los 12 que hemos dedicado horas a este proyecto aspiramos a glorias personales —entre otros aparecen los doctores Oscar Fernández y Félix Julio Alfonso, los periodistas Sigfredo Barros, Antonio Díaz, Raiko Martín, Víctor Joaquín Ortega y Yaser Porto, el estadístico Carlos del Pino y los historiadores Ismael Sené y Rolando Sánchez—, pues el proyecto lo vamos a presentar a quienes corresponda como una de las instituciones que más podría ayudar a salvar nuestro deporte nacional”, afirmó Padrón.
La mayoría de los que han conocido el documentado proyecto manifiestan su aprobación y certeza de que sería posible realizarlo, en pos de poner fin a una penosa deuda histórica y cultural. Casi nadie alberga dudas de que podrá ser uno de los museos más populares y visitados de la nación, en el cual cada 29 de diciembre —otrora Día del Béisbol Cubano— podría realizarse la ceremonia de exaltación al SF.
En las próximas semanas, muchos cronistas de la prensa deportiva de todo el país, específicamente los ligados a este tema, tendrán la posibilidad de conocer y debatir este proyecto, utopía quizás para algunos, pero cuya divisa mayor sigue siendo la frase martiana: “Con todos y para el bien de todos”.